"Hemos conseguido un futuro claro para el campo"
La agricultura española vive numerosos problemas estructurales, a los que se ha añadido este año la sequía. Como alivio, Pedro Solbes se ha traído de Bruselas 650.000 toneladas más de cuota de leche y el compromiso de financiación comunitaria para retirar del mercado otras 200.000, gracias a la reforma de la política agraria común (PAC). Con esto se acabará el conflicto de los excedentes, mejorarán los precios y se podrá encarar la rentabilidad de un sector que está muy lejos de la media de productividad europea.
Pregunta: ¿Qué gana España con esta reforma agraria aprobada por los Doce?
Respuesta: Lo más importante es que tenemos ya un marco de referencia claro para el campo, que consiste en una cierta reducción de precios y la compensación de las rentas con ayudas directas. A mí me parece enormemente positivo porque eso permite a zonas menos eficientes que otras en la CE garantizar unos ingresos dignos.
P: ¿Y la leche?
R: El tema lácteo no nos va a permitir producir más, sino hacerlo legalmente. Incluso vamos a producir menos. Lo que hemos logrado con la cuota es poner al día la situación real española, equivalente a la de los demás países. Los otros socios cuando pusieron en marcha el sistema hicieron una reducción del 10% o el 15%. Nosotros también vamos a hacer un esfuerzo del mismo orden con las 600.000 toneladas cuya retirada hemos subvencionado y las 150.000 o 200.000 más que la Comunidad nos ayudará a financiar.
P: El sector se caracteriza por el minifundismo y la falta de competitividad. ¿El acuerdo nos da vías para acercarnos a los mejores?
R: Es lo que pretendemos; sino a los más punteros, sí a la media de la CE. Pero la mejora tiene que extenderse también a la industria, porque al ama de casa que compra leche envasada le da igual que venga de Galicia o de Francia.
P: ¿Y no había otra solución que el recorte?
R: Para el sector las cuotas son mejor alternativa que intentar equilibrar oferta y demanda a través de la reducción de precios.
P: La contrapartida de la reforma agraria es eliminar los excedentes. ¿Eso quiere decir que habrá menos agricultores, aunque más eficientes?
R: Posiblemente.
P: ¿Posiblemente?
R: Esta reforma plantea dos cosas. Primero, sustituir precios por ayudas para que los agricultores mantengan rentas altas sin distorsionar los mercados mundiales. Segundo punto: para conseguir eso sin producir excedentes se utiliza la retirada de tierras que no es ninguna invención europea, y que lo que significa es dar dinero para no producir. Sacar de ahí la conclusión de que deben desaparecer agricultores por este fenómeno no es absolutamente correcto, porque el agricultor va a tener los mismos ingresos. Tendrá acaso menos trabajo y, si quiere emplear al 100% su tiempo, a lo mejor puede hacer más eficaz su explotación. El problema de fondo es si la explotación española es eficiente y cuando se miran las dimensiones y productividades medias es bastante claro que tenemos un largo camino que recorrer.
P: ¿Y la CE nos da algo contra el abandono del campo?
R: ¿Qué ofrece de nuevo la reforma? Sobre todo, dos cosas. Primero, te ayuda a una jubilación voluntaria anticipada y te da una financiación que es del 75% en las regiones más desfavorecidas y del 50% en otras zonas. Y segundo, te dice: en las zonas que deja usted de producir puede hacer bosque, lo cual es también muy importante para nosotros, y si reforesta también le voy a dar el 75% o el 50% del coste.
P: Dicen que en cereales han ganado los del norte.
R: La situación en España es muy diferente con zonas bastante eficientes y otras no. A las de dimensión y productividad mayor, al suprimirse la modulación de las ayudas y optarse por la compensación total, les beneficia, aunque nosotros pensamos que esta solución es menos justa. Para las explotaciones más pequeñas y en zonas menos rentables, es evidente que sustituir parte de precios por ayudas tiene la ventaja de que la renta del agricultor no va a disminuir sea cual sea la situación de mercado.
P: Pero las exigencias de los ricos han diluido la cohesión del proyecto inicial.
R: El gran elemento diferenciador es que en el cereal no se compensaba totalmente a las producciones de más de 230 toneladas anuales. A algunas partes de España les favorece y la retirada obligatoria del 15% del cultivo no afecta a los pequeños, a los que producen menos de 92 toneladas al año, que en nuestro caso afecta a más del 90% de los productores y al 40% de la superficie.
P: Su mensaje entonces es tener confianza.
R: Claramente. La reforma es una recarga de ilusión para el campo español y es la mejor de las posibles.
P: ¿Y qué piensa hacer el Gobierno?
R: El reto es cómo le damos a la gente un futuro mejor y conseguimos un relevo generacional en el campo, porque el agricultor muchas veces no tiene quien quiera sucederle. Para eso hay que ofrecer un sistema legal para fomentar explotaciones más grandes, capitalizadas, mejoradas y con mano de obra cualificada. Por eso a la reforma el Gobierno añadirá el plan de modernización del campo. Los objetivos son una producción más eficaz, fomentar el cooperativismo y una mayor participación de la industria con el agricultor. Tenemos que cambiar ese concepto de que la industria es el enemigo del agricultor porque no tiene sentido una empresa láctea que hunda a los productores de leche, ni tampoco un productor dependiente en sus entregas de una empresa en quiebra. Hace falta fomentar la calidad, la homegenización de los productos y la comercialización directa, es decir, que el agricultor consiga una parte de. la renta que se lleva el intermediario.
P: Pero la modernización no se acaba ahí...
R: No, es que en medio de todo esto está el desarollo rural. Los que dejen la agricultura deben seguir en el medio rural, porque sino se produce una catástrofe en términos de población, de estructura de territorio e incluso desde el punto de vista de inversión pública por costes de servicio y calidad. La opción óptima es cómo conseguir, cómo darle una actividad diferente a la gente que deja la agricultura, lo cual te lleva a necesidades de infraestuctura y telecomunicaciones.
P: La reforma da posibilidades de eliminar retrasos, pero a España le queda pendiente un periodo transitorio hasta 1995.¿No sería mejor empezar el mercado único de 1993 a la vez que todos y en buenas condiciones para nuestra agricultura?
R: Todo lo que signifique suprimir situaciones excepcionales es bueno, pero a veces están justificadas. En el caso del periodo transitorio soy partidario de mantenerlo sólo para algunos productos. Estoy pensando en sector azúcar, en vacuno y en lácteos. En el resto nuestra tesis es que se puede suprimir el periodo transitorio y llevamos tiempo trabajando con la Comisión Europea en esta idea.
P: ¿La contrapartida más beneficiosa sería el fin de los obstáculos a las frutas y hortalizas?
R: Es cierto y lo tenemos muy en cuenta. Yo diría que es el detonante de esta negociación.
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