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El cineasta Gabriele Salvatores anima a fugarse al Sur

Se estrena 'Mediterráneo', Oscar a la mejor película extranjera

Andrés Fernández Rubio

Gabriele Salvatores, de 41 años, ganó el último Oscar a la mejor película extranjera por Mediterráneo, que hoy se estrena en España. Autocrítico, piensa que su filme debiera haber dado una imagen más radical de la guerra. Mediterráneo muestra a un grupo de soldados italianos de Mussolini enviados a una misión en una remota isla griega. Allí, lejos de reprimir, se dejan conquistar por las gentes y el paisaje del Sur. Comedia de costumbres apacible, conmovió a la Academia de Hollywood y Rambo en persona le entregó la famosa estatuilla.

Salvatores es un hombre pausado. Su aspecto intelectual choca con el fornido antebrazo en el que aparece tatuada una serpiente de cascabel de muy dudoso gusto. Es educado y de tibia ironía. "Stallone pronuncia mal; cuando anunció el Oscar no entendí quién había ganado. Las películas que hace no se corresponden con las que yo amo. No creo que reflejen una realidad verdadera y fomentan una ideología a la que soy contrario". Mediterráneo se estrenó durante la guerra del Golfo y ello acentuó sus detalles antibélicos, pero no es una historia sobre la II Guerra Mundial, "ni siquiera sobre la guerra", dice Salvatores. Y explica que para distanciarse trasladó al pasado a los personajes, que hablan y se comportan como la gente de su propia generación, la que quiso transformar el mundo en 1968. Mediterráneo habla de la fuga, no contra la responsabilidad social sino contra el conformismo. "El discurso de la película no es político sino moral", dice Salvatores, "de actitud ética ante la vida. En Italia, en los últimos 10 años, los ideales personales han sido el éxito, el dinero fácil, el arribismo. Una parte de mi generación, entre la que me cuento, se siente aislada, olvidada. La película presenta una situación impuesta, de guerra, pese a la cual los personajes aislados consiguen realizar unos ideales y sueños personales".

La fuga o el acercamiento a los que invita Salvatores parten hacia el Sur, "hacia la zona cerrada al bienestar". Ha rodado anteriores películas en Almería, en Marruecos y en México. Su próximo filme se llamará Sur. Está convencido de que el Sur es un ámbito del alma en el que la dimensión de la vida es más sincera y real, y critica que Italia esté cerrando muy duramente las puertas a los que están más al Sur de su propio Sur.

Salvatores asiste con indignación y desconcierto al progreso de partidos como la Liga del Norte, que defiende la exclusión de los de abajo. "Se puede imaginar, si piensan así de los italianos del Sur, cuál puede ser su actitud con respecto a los que además son extranjeros", dice.

Salvatores admite que Medi.terráneo quizá sea "un poco demasiado dulce", y que ha llegado el momento de mostrarse más duros. Su próximo filme contará un caso de corrupción: un volcán destruye las viviendas de un grupo de familias del sur de Italia, el Gobierno concede mucho dinero para reparar los daños, pero ese dinero nunca llega.

Salvatores cree que los nuevos directores italianos han recuperado la facultad de contar historias de la gente, "tras 20 años de tinieblas". Opina que el cine europeo tiene ahora la oportunidad de hacerse fuerte y quiere que el Oscar le sirva precisamente "para no cambiar". "Espero que su poder me ayude a seguir haciendo lo que me gusta".

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