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ESQUIVIAS

Un exceso de historia

El nombre de Pablo Romero era antaño, en los carteles, de ésos a los que había que añadir "que no lo quiero mirar". Todo un mito de casta y bravura se edificó así, y parecía ser eterno. Sin embargo, la Historia, a estas alturas del siglo, no está para mitos ni eternidades: hoy los pablo romeros son tan flojeras como cualquier otra divisa. Doblan las manos como todos y llegan a la muleta con la lengua colgando a la altura de Nueva de Zelanda. Pepín Jiménez intentó gustarse en su primero, pero sin renunciar a aliviarse, lo cual no hay modo de hacerlo compatible: lo cierto es que al capotear el toro le había arrollado espectacularmente. En su segundo, que embestía por obligación y al relantí, no se confió y, en un momento en que había acabado por lograr tres más o menos naturales, el toro le desarmó. Y entonces dijo Pepín apaga y vamonos.

Pablo Romero / Jiménez, Seseña, Cuéllar

Toros de Pablo Romero, gordos, nobles, flojos; 5% manso. Pepín Jiménez: estocada caída (aplausos); pinchazo y estocada caída (ovación y saludos). José Luis Seseña: estocada tendida (oreja); pinchazo y bajonazo (ovación y saludos). Juan Cuéllar: pinchazo y estocada (oreja); estocada (ovación y saludos).Plaza de Esquivias, (Toledo), 16 de mayo. Menos de media entrada.

José Luis Seseña dio los mejores capotazos de la tarde. En su primero puso afán, pero no remataba los pases y ahogaba la embestida. El quinto no es que fuera malo, sino que fue peor: se le marchó al hilo de las tablas y acabó por hacerse allí un ovillo.

Juan Cuéllar corrió estupendamente la mano en derechazos a su primero, y daba gloria ver cómo el brazo de un torero tan pequeño crecía llevado por la emoción. El que cerró plaza se le vino abajo -sin haber nunca estado muy arriba- y Juan Cuéllar saldó la cosa con molinetes. Demostró que está muy certero con la espada. Y gustó esa discreción, en una tarde en que la retórica del mito pablorromero no hizo Historia.

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