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Sale a subasta la agencia UPI, una leyenda en la historia del periodismo

Antonio Caño

La sigla UPI, correspondiente a la agencia norteamericana United Press International, una leyenda en la historia del periodismo, puede desaparecer si no acaba con éxito la subasta que comenzó ayer en Rutland (EE UU) y que puede durar varios días. Ochenta y cinco años del mejor periodismo pueden terminar tras ordenar un juez la venta de la empresa, arruinada por continuas pérdidas.

En el primer día de subasta sólo apareció un comprador dispuesto a pagar seis millones de délares por todos los servicios de la agencia. El resto de los que pujaron lo hicieron por algunos departamentos específicos. El aspirante a quedarse con UPI es Pat Robertson, un empresario de prensa de conocida filiación religiosa, dueño de la US Media Corporation, y que fue candidato republicano en las elecciones primarias de 1988. Su única condición fue que se llegue a un acuerdo final antes de un mes. Robertson prometió que su, ideología religiosa conservadora no afectaría a la línea editorial de UPI.UPI tiene hoy más de 4.000 acreedores en cerca de 50 países y unas pérdidas mensuales de más de 100.000 dólares (algo más de 10 millones de pesetas). Cuenta con 22 millones de dólares en activos y cerca de 600 empleados repartidos por 140 oficinas en 90 ciudades del mundo, número. muy inferior a los 6.000, traba adores de los que llegó disponer hace 30 años.

Comparado con los 5.000 periódicos y emisoras de radio y televisión que estaban abonados hace un par de décadas, UPI sólo cuenta hoy con un centenar de clientes, la mayoría en América Latina. Ninguno de los prestigiosos periódicos The New York Times, Los Angeles Times o The Washington Post están abonados a su servicio general. Associated Press, la primera agencia de noticias de Estados Unidos y probablemente la mayor del mundo, cuenta con cerca de 1.600 clientes sólo en este país.

Asesinato de Kennedy

Entre los éxitos de UPI, cuyos reporteros ganaron nueve Premios Pulitzer, destaca la primicia sobre el atentado contra el presidente Kennedy. En sus oficinas se han formado periodistas como Walter Cronkite o David Brinkley, pero nadie es más famoso en estos momentos que la corresponsal de UPI en la Casa Blanca, Helen Thomas. Sentada desde hace casi 30 años en la primera fila en las conferencias de prensa del presidente, Helen Thomas es una verdadera institución en Washington. Sus preguntas son todavía un permanente dolor de cabeza para Bush y un modelo para sus colegas.La crisis económica de UPI comenzó a principios de los años ochenta. En 1985 se acogió por primera vez a la normativa de empresas en quiebra para resurgir un año después con una estructura mucho más modesta. En 1991, sin embargo, las dificultades llevaron de nuevo a la empresa a la bancarrota.

El juez Francis Conrad, que lleva el caso de UPI, decidió el mes pasado, presionado por los acreedores y convencido de la inviabilidad de la compañía, sacar la agencia a subasta. Después de varios cambios de dueño en la última década, UPI sale ahora en busca del mejor postor.

Con el fin de salvar la compañía, los trabajadores de la agencia se habían recortado voluntariamente sus sueldos en varias ocasiones y habían renunciado, incluso, a sus seguros. Uno de los periodistas de UPI que cubrió la guerra del golfo Pérsico cuenta que cuando le dijo a sus jefes que sus compañeros de la agencia Associated Press viajaban con seguros de vida de un millón de dólares le respondieron que ellos sólo le podían desear un millón de suerte.

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