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Butros Gali pide a Bush que EE UU pague sus deudas a las Naciones Unidas

Antonio Caño

El secretario general de las Naciones Unidas, el egipcio Butros Gali, llegó ayer a Washington como un molesto recaudador de deudas dispuesto a convencer al presidente George Bush y al Congreso norteamericano de que, si no pagan sus contribuciones, la ONU no podrá cumplir con las misiones de paz en las que está comprometida.

Preocupado por la amenaza de bancarrota que pesa sobre su organización, Gali se entrevistó ayer con el presidente Bush, el secretario de Estado, James Baker, y las comisiones de Asuntos Exteriores del Senado y la Cámara de Representantes, en lo que se interpreta como el esfuerzo más decidido hecho hasta ahora por el secretario general para conseguir el dinero que necesitan las fuerzas de paz.Estados Unidos es el principal contribuyente de la ONU, pero también el principal deudor. El Gobierno norteamericano adeuda 667 millones de dólares (66.700 millones de pesetas), 555 millones al presupuesto ordinario y 112 millones al fondo para los cascos azules. Con estas deudas, que se repiten en los casos de otros grandes contribuyentes, la ONU es incapaz de cumplir sus dos principales misiones pendientes, Yugoslavia y Camboya, donde tiene que gastar más de 2.500 millones de dólares (250.000 millones de pesetas).

La visita de Butros Gali se produce en un momento en el que tanto la Administración como el Congreso están más preocupados por aumentar los presupuestos para los programas nacionales que por incrementar la ayuda exterior, mas aún después de que los sucesos de Los Ángeles revelasen las necesidades urbanas norteamericanas.

Recortes en el Congreso

Aunque públicamente tanto el Congreso como el presidente reconocen la trascendencia de las misiones de los cascos azules, nadie quiere tomar la iniciativa de pedir más dinero. De la última cantidad solicitada por Bush para la ONU, 350 millones de dólares, el Congreso recortó 80 millones, y es previsible que esa cifra se rebaje aún más en el próximo presupuesto.El presidente Bush, atrapado por la corriente aislacionista que domina este año electoral, tampoco se ha decidido a aparecer claramente ante la opinión pública como un partidario de incrementar la aportación a las Naciones Unidas.

Tal vez el mejor aliado que pueda encontrar Gali en Washington, donde permanecerá hasta hoy, sea el secretario de Estado, Baker, quien ha defendido en ocasiones anteriores a los cascos azules como una garantía para la seguridad nacional.

El diario The New York Times ha sugerido en un editorial que, si no se puede dar más dinero, Estados Unidos podría transferir parte de su equipo militar a los cascos azules, en la creencia de que "el Ejército del mañana no es el Ejército Rojo ni el Ejército de Estados Unidos, sino el de las Naciones Unidas".

Actualmente, la ONU tiene presencia militar en 14 áreas conflictivas del mundo, lo que supone un gasto de 3.000 millones de dólares. De esa cantidad, a esta altura del año sólo se ha recaudado el 40%.

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