Las negociaciones permiten la retirada de los cadáveres de las calles de Sarajevo
ENVIADO ESPECIAL Las negociaciones entre la presidencia de Bosnia-Herzegovina y el Ejército federal en Sarajevo, bajo auspicios dé la Comunidad Europea y las Naciones Unidas, lograron al menos la retirada dé los cadáveres que aún yacían por las calles de la capital y un intercambio de los prisioneros de ambas partes hechos durante los violentos combates de los últimos cuatro días.
El alto el fuego acordado a última-hora del martes sólo se cumplía parcialmente. Ayer callaron la artillería pesada y los tanques atrincherados en los cuarteles de Lukovica y Viktor Buban, pero las granadas de mortero caían sobre el centro., "Parece que son granadas de mortero lanzadas por parte serbia", señaló el enviado especial de la CE, el irlandés Calm Doyle.Los combates más intensos se produjeron en Mostar, la histórica ciudad a orillas del Neretva, que tiene ya varios barrios en ruinas. por los bombardeos del Ejército. Tres personas murieron en los combates, según informó la agencia Tanjug, En la región central del norte de la república, la guerrilla serbia y el ejército intensificaron las acciones para hacerse con las ciudades que aún no controlan y que necesitan para la continuidad territorial de sus zonas ocupadas en Bosnia y Croacia. Así, se produjo el primer ataque con morteros contra los suburbios de Tuzla, una "ciudad modelo" de la convivencia interétnica como demuestra que la práctica totalidad de sus ciudadanos serbios se han movilizado en las filas de las tropas de defensa territorial que se enfrentan a la guerrilla serbia y al ejército. La ciudad de Doboj sufría ayer el cuarto día de bombardeos consecutivos.
Las fuerzas irregulares serbias, armadas por el Ejército, parecen decididas a impedir un alto el fuego que en este momento puede interesar al Ejército dada la precariedad de la situación de sus dos cuarteles y el hospital militar. El Ejército serbio-federal tuvo numerosas bajas.
Entre las autoridades bosnias existe una fuerte resistencia. a dejar salir a las tropas de estos dos: cuarteles, según se recoge en el acuerdo de alto el fuego. Nadie duda de que todas las armas que saquen acabarán en manos de la guerrilla serbia y la defensa territorial de la República Serbia de Bosnia-Herzegovina autoptoclamada en los territorios ocupados. La decisión del régimen de Belgrado de llamar a todos los ciudadanos de Serbia y Monte negro en el Ejército a regresar a sus casas. afectará a una mínima parte de los cerca de 80.000 sol dados del ejército-federal en Bosnia, ya que en tomo al 80% son serbios nacidos en esta república.
El enviado personal del secretario general de las Naciones Unidas, Butros Gali, a Bosnia Herzegovina, Marrack Goulding, corrió ayer de nuevo peligro de muerte en Sarajevo al dispararle francotiradores, cuando inspeccionaba los gravísimos daños de los últimos bombardeos serbio-federales sobre el centro histórico. Los cascos azules que escoltaban a Goulding se abalanzaron sobre éste para protegerle. No hubo heridos en este incidente.
Goulding ha comprobado el caos en que se halla sumido Sarajevo. Al llegar el martes a Pale' un bastión serbio al este dé la ciudad, tuvo que esperar siete horas al convoy de blindados de la ONU que acudía a recogerIe. Él intenso, fuego artillero, del ejército serbio federal no permitió, en un principio, el paso del convoy, lo que se consiguió tras intensas negociaciones para que los cuarteles de Lukovica y Viktor Bubandejaran descansar su artillería al menos por unos Momentos.
[Mientras tanto, los observadores de la Comunidad Europea, que habían suspendiedo ayer sus actividades por la muerte de un observador belga en Bosnia-Herzegovina, volverán a su trabajo a partir de las ocho horas de esta mañana, según declará a France Presse Joao da Silva voz, en Zagreb.]
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.