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El uso de los transportes públicos urbanos aumentó un 4,5% en el año 1991

Javier Casqueiro

Los madrileños han aumentado poco a poco su interés por los transportes colectivos, pese a los conflictos permanentes en estos servicios. Los fríos datos reflejan que durante 1991 se realizaron un total de 1.150 millones de viajes en metro, EMT, autobuses interurbanos o en los cercanías de Renfe. El año pasado el aumento fue de 50 millones (un 4,5%) y de casi 200 millones en el último lustro. Las huelgas no hunden los balances de estas empresas públicas, aunque en 1991 el suburbano perdió, se entiende que por este motivo, 16 millones de viajes, en favor, sobre todo, de la EMT.

El Consorcio Regional de Transportes, el organismo que regula el funcionamiento de los transportes públicos en la región, ha facilitado un avance de su informe anual. Sus datos reflejan que el transporte colectivo en la Comunidad ha mantenido durante 1991 la tendencia al alza iniciada en 1986, cuando se creó este departamento.El consorcio, donde están representadas todas las Administraciones (Estado, Comunidad y Ayuntamiento), ha multiplicado desde entonces las inversiones, pero no ha conseguido calmar el clima encrespado entre los trabajadores y las direcciones de estas empresas. Las huelgas fueron constantes.

La recuperación de los transportes públicos (Metro, Empresa Municipal de Transportes, cercanías de Renfe, autobuses interurbanos) ha alcanzado el año pasado una cota de 1.150 millones de viajes, lo que representa una subida del 4,53% con relación al ejercicio precedente. El consorcio, sin embargo, no se engaña. Este aumento no refleja exactamente la situación real.

Las huelgas continuas en los principales transportes (Metro o EMT movieron a diario en 1991 una media que se puede calcular entre 1.124.000 y 1.350.000 viajeros) descabalgan el rigor de las estadísticas. Las cifras hay que pasarlas por un filtro para tener en cuenta la repercusión de los paros.

En 1990, año en el que surgió la Plataforma Sindical en la EMT, los autobuses municipales estuvieron parados 22 días en marzo. Al año siguiente se reflejó un crecimiento lógico en este servicio, que estuvo algo más tranquilo laboralmente. El conflicto había provocado la pérdida de unos 22 millones de viajes. En el Metro, sin embargo, sucedió lo contrario. La huelga se produjo en 1991, durante 12 días de enero, lo que rebajó en 4,6 millones de viajes su resultado final.

Crecimiento menor

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El consorcio considera estos factores y depura el incremento total de viajes en 1991 del 4,53% -total que se encuentra al operar únicamente con los números- a sólo el 2,86% (tras introducir el elemento corrector de las huelgas). El balance de 1992 es seguro que será tristemente aterrador para la EMT y romperá todos los moldes.El aumento registrado el año pasado no se ha producido en todos los servicios, y se nota especialmente en las redes interurbanas. El Metro, por ejemplo, perdió 16 millones de viajeros (-3,72%). La EMT ganó casi 50 millones (11%). Un porcentaje muy similar al conseguido por las cercanías de Renfe. Las concesiones de los autobuses interurbanos mejoraron su demanda en casi un 5%. Todos estos datos hay que filtrarlos de nuevo, para rebajarlos unos puntos, teniendo en cuenta lo que significan en estos servicios los días de huelga o simplemente la amenaza de paro.

No obstante, los madrileños cada vez lo tienen más claro: prefieren los autobuses al metro. De cada 100 que utilizan transportes públicos, casi 42 escogen la EMT; casi 35, el metro; 9, los trenes de Renfe, y 14, empresas concesionarias de autocares interurbanos.

El Metro lleva perdiendo viajeros en favor de la EMT desde hace muchos años, pero en los últimos cinco se estaba recuperando. En 1987, la diferencia entre uno y otro servicio era, al terminar el ejercicio, de 100 millones de viajes más para la EMT. En 1990 este desfase se redujo a sólo 17 millones. El año pasado saltó de nuevo a 81 millones.

De este trasvase también se benefician los cercanías de Renfe, en contra de los autocares interurbanos. El total de viajes efectuados en 1991 solamente en Metro y EMT (881 millones) representa un -3,9% más que el año anterior. Sin embargo, el análisis por redes ofrece una evolución muy diferente para cada servicio.

La comparación, después de introducir todos los matices posibles, presenta para el Metro un crecimiento nulo y una subida del 4% para la EMT.

El retroceso del suburbano se atribuye desde el consorcio a dos motivos: las frecuentes convocatorias y desconvocatorias de huelgas, por la incertidumbre que crean en el usuario sobre el funcionamiento normal del servicio, y una inconcreta campaña de inseguridad que supuestamente ha sufrido la empresa desde los medios de comunicación.

Metro y EMT coinciden en sus informes anuales en dos cosas: los meses de mayor y me nor afluencia de viajeros y la importancia que cada año ad quieren los abonos de transportes (normales, jóvenes, tercera edad y anuales) en detrimento de los billetes sencillos, que ya apenas se compran.

Tanto en el suburbano como en los autobuses municipales octubre es el mes punta, y agosto, lógicamente, el valle. En octubre viajan 46 millones de personas en la EMT y 39 mi llones en el Metro. En agosto sólo lo hacen 21 millones y 16 millones, respectivamente.

La mitad de billetes sencillos

El billete sencillo se está convirtiendo en una especie en peligro de extinción en los dos servicios. En 1991 se dejaron de comprar 53 millones de boletos de este tipo, un 46,8% menos que en el ejercicio anterior.La venta de bonobús de 10 viajes ha aumentado, sin embargo, un 3,45%, y los abonos, un 28,913%. El total de los cupo nes en circulación ascendió (in cluido el abono anual mensualizado) a 6,8 millones. El abono joven ha subido un 61%. Renfe, EMT y autocares interurbanos han sido los transportes donde el uso del abono se extendió más en 1991.

La mejora generalizada en los cercanías, donde se prolongaron dos líneas de las más transitadas (la C-5, de Embajadores a Atocha, y la C-1, de Cantoblanco a Tres Cantos), no fue tan significativa como la de los últimos años.

El consorcio destaca, por último, que en los autocares interurbanos, donde también se ha apreciado una subida de viajeros, ha aumentado el uso de los abonos un 16%, pasando a cubrir con este sistema casi la mitad del total de los viajes.

El consorcio interpreta que los porcentajes de los últimos anos eran mucho mayores y que, por tanto, los abonos se estabilizan.

Este modelo de transporte tiene otra característica: la concentración de operadores. Alrededor de una decena de empresas aglutinan en Madrid el del transporte de viajeros. Sólo dos, De Blas y Cía. y Martín, acaparan el 30%.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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