Los médicos aceptan negociar una reforma profesional, pero exigen transparencia a Sanidad
La caja de los truenos debe abrirse, pero todos quieren que se haga con cuidado. Éste es el espíritu con que ha sido acogida, en general, la oferta del Ministerio de Sanidad de consensuar una reforma en profundidad de la carrera profesional del personal sanitario y de introducir al mismo tiempo cambios que permitan sustituir el actual sistema -funcionaria¡, que impide una gestión eficaz de los servicios, por otro de contratación laboral. Participación, claridad y transparencia es lo que exigen las diferentes organizaciones profesionales y sindicales para iniciar las negociaciones.
Todos coinciden en que las reformas no sólo son necesarias sino urgentes, y todos valoran positivamente la oferta de consenso, pero estiman que la cuestión es sumamente delicada y que el nuevo equipo ministerial se juega su prestigio si no logra una salida satisfactoria.La mayor parte de las organizaciones médicas tienen proyectos de carrera profesional ya elaborados, pero ninguna ha estudiado las consecuencias que podría tener la segunda parte de la oferta del ministerio, la de instaurar relaciones laborales de tipo contractual. En este punto radican, pues, las mayores reticencias, especial, mente por parte de los sindicatos CC OO y UGT, pero nadie se ha negado a negociarlo.
En cualquier caso, todos reclaman que la iniciativa conduzca a alguna parte. "No queremos gestos, queremos hechos", afirma Juan Carlos Sánchez de la Nada, de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM). Para la CESM, la ordenación de la carrera profesional es urgente, pues "la sanidad es el único sector en el que no existen mecanismos de promoción profesional". En cuanto al segundo punto, Sánchez de la Nada afirma: "Estamos dispuestos a negociarlo, siempre que sea en un contexto en que todo esté claro y sobre la mesa".
Garantizar el control
La Federación de Asociaciones de Defensa de la Sanidad Pública entregó hace ya un año al ministerio su propuesta de carrera profesional. Su portavoz, Marciano Sánchez Bayle, se muestra escéptico: "Aquí se promete mucho y no se hace nada. Hace poco se pactó la ampliación de la jornada laboral a la tarde, y ni siquiera se ha aplicado. Lo que se tenga que hacer, que se haga ya, porque cada día que pasa es peor".
Sobre las formas de contratación, Sánchez Bayle afirma: "Habrá que analizar las fórmulas concretas que se barajan, porque es una cuestión delicada. Para nosotros, hay dos aspectos fundamentales: la participación de los profesionales y que se garantice un mecanismo de control".
La Organización Médica Colegial reclama, según su presidente, José Fornes, un pacto sanitario global para "la reforma global del sistema nacional de salud, de modo que todo lo que sea negociar, nosotros, encantados". Para la OMC, la nueva carrera profesional debe ser objetiva y estable, común para todos y de aplicación tanto en el sector público como en el privado; debe garantizar la participación de los profesionales y la promoción debe ser por criterios técnicos y profesionales". Sobre las posibles nuevas. formas de vinculación laboral, Fornés estima que "la funcionarización del personal es lo que ha conducido a la situación actual, de modo que este aspecto debe reformarse, pero es inevitable que el médico sienta repelos cuando se anuncian cambios en este ámbito".
La reforma de la carrera profesional no plantea tampoco ninguna reticencia en los sindicatos de clase CC OO y UGT, porque estiman que es una necesidad apremiante. No ocurre lo mismo, en cambio, con la contratación laboral, aunque ninguno de los dos se manifiesta radicalmente en contra de ella.
Para Fernando Puig, responsable de sanidad de CC OO, el problema de que existan fórmulas diversas de contratación es la atomización del colectivo sanitario, lo que puede representar una merma de su fuerza negociadora. "Si se plantea un modelo de contratación uniforme que no rompa la vinculación del trabajador con el sistema sanitario público, puede estudiarse. Pero si se rompe esa vinculación, la primera consecuencia será la ruptura del actual modelo de negociación colectiva, que se desplazará hacia las organizaciones profesionales o corporativas".
Fernando Puig afirma que algunas entidades que se atribuyen la representación del sector no son más representativas que los sindicatos de clase" y recuerda que "en las últimas elecciones al Colegio de Médicos de Madrid, por ejemplo, apenas participó un 13% de los colegiados".
La posibilidad de establecer contratos individuales de prestación de servicios le parece a Pedro Díaz, de UGT, "una barbaridad"; en cambio, un sistema global de contratación laboral sería negociable. "Al médico no le interesa si es funcionario o no. Lo que le importa es que no pueda ser despedido arbitrariamente, con o sin indemnización". El dirigente sindical estima positivo implantar nuevas vías de promoción profesional, pero considera que en ellas debe valorarse especialmente la dedicación completa al sistema público.
"Sería un error que la carrera profesional se enfocara como un cambio puntual para una simple promoción económica, como ha ocurrido con la jornada partida o la dedicación exclusiva. La reforma debe vincularse a los objetivos generales del sistema sanitario" afirma Jaume Aubía, del Colegio de Médicos de Barcelona.
Ser funcionario no es la cuestión
Ser o no ser funcionario no es la cuestión, según el director general de Recursos Humanos y Organización del Ministerio de Sanidad, Jesús Gutiérrez Morlote. En su opinión, ésa es una falsa cuestión, completamente desfasada. "Hemos perdido demasiado tiempo en un debate estéril. Al médico lo que le interesa es cómo está vinculado, con quién y en qué términos. Y lo que más crispación le produce es la incertidumbre".
El ministerio pretende introducir las reformas sin modificar el actual estatuto del personal sanitario, pues las nuevas formas de contratación serán voluntarias, previa excedencia del actual puesto. Gutiérrez Morlote afirma que el sistema sanitario tiene capacidad para ofrecer a los médicos fórmulas imaginativas de relación laboral tan flexibles como seguras. A los sindicatos les preocupa especialmente la seguridad y la cohesión profesional. A los sectores más conservadores, en cambio, la seguridad les importa menos que la libertad de prescripción. "Para nosotros es sagrada", afirma José Fornes, de la Organización Médica Colegial.
Pero Gutiérrez Morlote asegura que esa libertad no es incompatible con que los médicos asuman su responsabilidad en el gasto sanitario. Las modernas corrientes de ética médica plantean un nuevo enfoque de esta cuestión. Tradicionalmente, el médico se consideraba únicamente responsable ante su enfermo y su obligación era procurarle todo lo posible para curarlo. Pero en la medicina moderna todo lo posible puede ser mucho y muy caro, y no siempre lo mucho es- lo mejor. Por -otra parte, los recursos sanitarios no son ilimitados. "El médico debe pensar que cuando está prescribiendo a un enfermo una prueba que no es estrictamente necesaria, tal vez está privando a otro de una que realmente necesita", repite el profesor británico Williams en cuantos foros acude.
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