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Crítica:ARTE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Apuesta sobre los ochenta

Establecer una apuesta sobre el arte del tiempo que a uno le ha tocado vivir es una aventura tan apasionante como poblada de incertidumbres. El reto nos enfrenta, en ese caso, a un paisaje compulsivo, cuya orografía se encuentra en plena gestación. La ausencia de perspectiva temporal convierte todo juicio en un salto en el vacío, antes toma de partido que otra cosa, donde la reflexión queda indefectiblemente teñida de complicidad, pues cada criterio queda mediatizado por circunstancias e impulsos que son idénticos a aquellos entre los que los artistas se debaten para dar forma a su propia respuesta. Mas, al mismo tiempo, esa apuesta conlleva una ventaja sobre la distancia que define a cualquier lectura histórica, la de la pasión de quien asume, con todos sus riesgos, el vértigo de un proceso en marcha. La colección de arte contemporáneo desarrollada, en la segunda mitad de la pasada década, por la Fundación La Caixa es, con seguridad, el más ambicioso y espectacular proyecto de esta índole abordado hasta la fecha en nuestro país. En sentido estricto -y pese a que por el número, nombres y envergadura de las piezas no tiene fácil parangón entre los fondos de nuestros museos de arte contemporáneo-, la colección se distancia conscientemente de esa voluntad de equilibrio y lectura global que caracteriza a los criterios museísticos.

Los ochenta, en la colección de la Fundación La Caixa

Estación de Plaza de Armas. Sevilla. Hasta el 20 de junio.

No pretende, en ese sentido, tanto un inventario general de los distintos factores fundamentales que han diseñado el debate artístico durante el periodo abarcado por la colección -ni aun, en rigor, de todos sus impulsos renovadores- como una lectura de carácter más selectivo que circunscribe su argumento creando un mapa formado por aquellas tendencias, artistas, o aun obras singulares, que mejor se ajustan a su interés argumental y a su unidad conceptual y estética.

El panorama permite hacerse una imagen cabal tanto de la trascendencia de esos fondos, que incluyen piezas de primerísima magnitud de muchos autores fundamentales de nuestro tiempo, como del propio discurso vertebral que anima el proyecto. Con todo, la claridad de esa imagen queda en parte mediatizada por alguna concesión circunstancial, como el hecho de que una tercera parte de los artistas españoles incluidos sean nombres vinculados al área de influencia de la plástica sevillana.

Un marco flexible

La flamante reforma. de la Estación de Plaza de Armas ofrece un marco idóneo. y muy flexible a la colección de La Caixa, integrada por grandes instalaciones o conjuntos homogéneos de un mismo autor, que requieren la parcelación del espacio. Una esmerada e inteligente labor de montaje ha sabido sacar excelente provecho de ese vínculo sutil entre la pieza y su lugar, así como de la creación de una secuencia elocuente entre los autores. Sorprende el criterio que concede todo el ámbito central al arte de nuestro país y sitúa a los grandes nombres internacionales en las salas perimetrales. Sevilla cuenta en esta muestra con una espectacular y valerosa vía de acercamiento a esa fascinante aventura de la imaginación que ha sido el arte de los años ochenta, a través de un laberinto que tiene sus encuentros más intensos en trabajos como los de Anselmo, Mario Merz, Nauman, Schnabel, Serra, Andre, Polke, Cragg, Mucha, Clemente o Férg, entre los nombres internacionales, o en Susana Solano, Tápies, García Sevilla, Barcelé, Sicilia, Navarro, Lootz, Iglesias, Muñoz o Gordillo, en nuestros artistas.

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