La Junta de Defensa Nacional debate los problemas que plantea la reforma de las Fuerzas Armadas
La Junta de Defensa Nacional, máximo órgano asesor del Gobierno en materia de defensa, presidido por el Rey, dio ayer luz verde a la nueva Directiva de Defensa Nacional, punto de partida de una profunda reforma de las Fuerzas Armadas que debe culminar a finales de este siglo. Tanto el ministro de Defensa, Julián García Vargas, como los miembros de la cúpula militar expresaron la necesidad de contar con recursos humanos y económicos suficientes para cumplir este objetivo. La reunión se inició 16 horas después del último crimen de ETA.
El pesar por el bárbaro acto de Santander era patente en los rostros de los asistentes, que fueron recibidos por el Rey, aún con muletas por su accidente de esquí, y el presidente del Gobierno, Felipe González, que adelantó su llegada a Zarzuela para entrevistarse con don Juan Carlos.Bajo la presidencia del Rey, tomaron asiento, además del presidente, el vicepresidente, Narcís Serra; el ministro de Defensa, Julián García Vargas; el del Interior, José Luis Corcuera; el de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez; el de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, y los responsables militares: el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Gonzalo Rodríguez Martín-Granizo; el de Tierra, general Ramón Porgueres; el de la Armada, almirante Carlos Vila, y el del Aire, general Ramón Fernández Sequeiros. El general Francisco Veguillas, director general de Política de Defensa, actuó como secretario.
A pesar de que algunos de los últimos atentados de ETA se han han dirigido contra los miembros de las Fuerzas Armadas, el problema del terrorismo no fue abordado durante la reunión, aunque sí en las conversaciones previas que mantuvieron algunos de los asistentes. La junta se ciñó al orden del día previsto: la aprobación de la nueva Directiva de Defensa Nacional, que hoy conocerá el Consejo de Ministros y próximamente promulgará el presidente del Gobierno.
Este texto da comienzo a un nuevo ciclo de planeamiento que se propone adaptar a las Fuerzas Armadas al objetivo marcado por el Congreso en su acuerdo del pasado 27 de junio. El ministro de Defensa y los jefes de los tres ejércitos no dejaron de advertir de los problemas que plantea la profesionalización al 50% del personal militar, sobre todo por el escaso éxito que han tenido hasta ahora los intentos de reclutar soldados voluntarios.
También hicieron hincapié varias intervenciones en la necesidad de dotar con mayores recursos al Ministerio de Defensa, que en los dos últimos años ha visto sustancialmente mermado su presupuesto. Defensa ha elaborado un plan para invertir 807.000 millones de pesetas en sistemas de armas en el quinquenio 1992-97, pero éste debe plasmarse en las leyes de presupuestos para hacerse realidad.
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