La nueva Directiva de Defensa liga la seguridad de España a la de sus aliados
La nueva Directiva de Defensa Nacional, que ayer analizó la Junta de Defensa Nacional, sustituye el tradicional concepto de seguridad nacional, limitado a la defensa del espacio de soberanía, por el de seguridad colectiva, que liga la seguridad de España a la de sus socios y aliados en la Unión Europea y la OTAN.Esa es, según fuentes conocedoras del mismo, la principal novedad de un documento que elude citar los riesgos o amenazas para la seguridad de España, entre los que frecuentemente se incluye la inestabilidad del Magreb y el auge del extremismo islámico.
Se trata, señalan las mismas fuentes, de un texto "en positivo" que incide en los objetivos estratégicos de la Defensa nacional y no en los hipotéticos adversarios de las Fuerzas Armadas. Estos serán, en todo caso, objeto de especial atención en la Directiva de Defensa Militar y el Plan Estratégico Conjunto, que deben ser aprobados antes de fin de año y que, al contrario que la directiva, seguirán siendo secretos.
El compromiso del Gobierno de que la nueva directiva tenga difusión pública, rompiendo con la tradición de sus dos precedentes, de 1984 y 1986, ha obligado a suavizar y limar al máximo la redacción final, lo que ha llevado semanas de conversaciones entre responsables de La Moncloa y del Ministerio de Defensa.
Defensa civil
El documento expresa la vocación de España de ser un socio activo y no mero espectador de los organismos internacionales de seguridad en los que participa. Por ello, según la directiva, las Fuerzas Armadas españolas deben mantener una capacidad autónoma para asegurar la integridad territorial y la soberanía, pero también han de estar preparadas para contribuir a la defensa de la seguridad colectiva, a través de los compromisos con la OTAN y la UEO.Como miembro de la comunidad internacional, España seguirá cooperando en las misiones de paz de la ONU, según la directiva. El texto reafirma el compromiso de colaborar al desarrollo y consolidación de la identidad europea en materia de defensa y seguridad a través de la UEO y sin debilitar a la OTAN.
Respecto a las Fuerzas Armadas, se opta por unos ejércitos más reducidos, flexibles, eficaces y operativos, y se incorporan los puntos principales del acuerdo del Congreso del 27 de junio: reducción de los 270.000 efectivos actuales a sólo 170 o 190.000; porcentaje de profesionalización del 50%, y gastos militares equivalentes al 2% del Producto Interior Bruto (PIB), todo ello en el horizonte del final de este siglo.
La directiva no se limita a la defensa militar, sino que destaca la necesidad de desarrollar los planes de defensa civil para hacer frente a situaciones de emergencia. En los borradores iniciales de la directiva se incluían el narcotráfico, el terrorismo y las inmigraciones masivas como riesgos para la seguridad nacional, pero todos estas alusiones han sido suprimidas.
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