La huelga de la EMT
Parece que los conductores de la EMT de Madrid quieren que todos los madrileños nos hagamos partidarios de la privatización. En lo que se anuncia como el principio de una huelga tan salvaje como irracional, a los que todavía no lo éramos ya sólo nos queda el temor de que al privatizarse el servicio las tarifas subieran vertiginosamente o se suprimieran líneas necesarias. Despeje quien corresponda esos dos miedos y ya tiene una ciudad entregada. O, pensándolo un poco más, parece que es la patronal del sector privado quien inspira e inflama las ínfulas seudorrevolucionarias de ese iluminado que confunde una empresa de servicio y propiedad pública a fines del siglo XX, cuyo fin último o próximo no tiene nada que ver con la acumulación de plusvalías, con las minas inglesas del siglo XIX que se suelen poner como ejemplo máximo de la maldad capitalista.Que no, que los propietarios de la empresa, los madrileños, no queremos explotarles ni enriquecernos con el fruto de su trabajo, por mucho que en sus fárfóllas de pasquín remeden el lenguaje de los héroes de la lucha obrera. Que le hablen de la lucha obrera a quien vive en Palomeras o en el Pueblo de Vallecas y no puede ir a trabajar al centro de Madrid por horas; seguro que le hace mucha gracia.-
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