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Dislexia, un proceso de datos diferente

La disfunción, que afecta hasta un 6% de la población, debe detectarse en los primeros años

Hombres tan ilustres como el científico de origen alemán Albert Einstein y el político británico Winston Churchill fueron disléxicos. También lo son los populares actores norteamericanos Cher y Tom Cruise. Entre un 3% y un 6% de la población, según los países, padece dislexia, una disfunción cerebral que sufren personas con una inteligencia normal o superior a la media y que se caracteriza por la dificultad del aprendizaje de la lectura y la escritura. Puede además expresarse con alteraciones en el habla y trastornos motores.

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Descrita en Europa en 1896, fue a partir de 1926 cuando la dislexia empezó a ser estudiada en profundidad gracias al empuje recibido en Estados Unidos. A partir de los años cincuenta el estudio de esta alteración ha cobrado gran tradición en los países sajones."Se trata de una disfunción neurológica por la que el cerebro procesa de forma diferente los datos y la información que recibe", asegura el doctor Jaime Campos, jefe de neurología infantil del hospital clínico San Carlos de Madrid, que ha participado en el primer congreso nacional de dislexia, celebrado recientemente en Madrid y organizado por la Asociación de Padres de Niños con Dislexia y Otras Dificultades de Aprendizaje (DDA).

Según el doctor Campos, los niños disléxicos poseen un cociente intelectual normal o superior a la media, pero sufren una alteración cerebral que les provoca grandes dificultades en el aprendizaje de la lectura y la escritura.

"Todavía no disponemos de marcadores biológicos para precisar con exactitud la causa o lesión que pueda determinar la aparición de este trastorno", explica el doctor Campos, "pero se ha observado que se da con frecuencia en grupos familiares, lo que hace sospechar, al menos en un alto número de casos, que existe un factor genético".

Alteración cromosómica

Expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid están estudiando la existencia de una posible alteración en el cromosoma 15 de estas personas. "Es frecuente que en estos niños haya una disfunción en el hemisferio izquierdo cerebral, definido como hemisferio verbal. Así lo demuestran las pruebas neuropsicológicas que se hacen para el diagnóstico y también el encefalograma que en algunos casos hay que realizar para completar ese diagnóstico", afirma José Antonio Portellano, profesor titular de psicobiología en la Universidad Complutense de Madrid.

Portellano insiste en que el diagnóstico debe hacerse lo más precozmente posible, para iniciar inmediatamente la reeducación y tratar de evitar el fracaso escolar que con tanta frecuencia sufren estos niños. "Lo ideal", afirma Portellano, "es detectar la dislexia en la edad preescolar o en los primeros cursos de EGB. La observación por parte de los padres y profesores es muy importante en este sentido".

Errores muy comunes en estos niños en la lectura y la escritura son: omisión de letras, sílabas o palabras; confusión de letras con forma o sonido semejantes; inversión y alteración del orden de las letras o sílabas; uniones y separaciones indebidas de letras, sílabas o palabras; inversión o alteración en el orden de los números. También es frecuente que presenten trastornos en el habla, tanto al expresarse como al recibir información de otros interlocutores, y que sufran trastornos motores, como alteración del sentido de la lateralidad o torpeza en el acto tísico de escribir.

La DDA, creada hace dos años en E ña, ha nacido con la intenció de sensibilizar a las familias afectadas y a las instancias educativas para hacer frente a una disfusión neurológica que repercute profundamente en la vida de quienes la sufren y que tiene en estos momentos un sencillo diagnóstico y un tratamiento con óptimos resultados.

Graves fracasos escolares

"Hasta hace muy poco tiempo este problema ha.sido minusvalorado en nuestro país y muchos niños han sufrido graves fracasos escolares", señala Sandra Marone, presidenta de la DDA. "Muchos de esos niños", añade, "pertenecientes a las clases sociales menos favorecidas, como ha ocurrido con los gitanos, han tenido que abandonar los estudios y algunos han sido abocados a la delincuencia".

La DDA, integrada en la Asociación Europea de Dislexia, mantiene conversaciones con el Ministerio de Educación para que sean reconocidos algunos derechos en el sistema educativo que ya han alcanzado los disléxicos de países como Reino Unido, Francia o Estados Unidos, país este último en donde incluso existen universidades para disléxicos.

"También nos gustaría", agrega Sandra Marone, "que alguna persona disléxica española de prestigio nos apoyara en nuestra causa, como ha sucedido en distintos países, en donde ilustres afectados han confesado sin rubor su problema".

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