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El Ejército toma Argel y disuelve la gran marcha del Frente Islámico

El Ejército tomó ayer la ciudad de Argel mientras la guerrilla integrista se consolida en la parte vieja de la ciudad (casbah), desde donde ha venido lanzando en las últimas horas ataques contra las fuerzas de seguridad y edificios públicos cercanos. Las últimas acciones de los integristas se produjeron al mediodía de ayer, núentras el Frente Islámico de Salvación (FIS) desconvocaba la marcha nacional proyectada en el centro de la ciudad contra la junta cívico-militar.

La guerrilla integrista (afganos) parapetada en la casbah argelina lanzó ayer al mediodía dos nue vos ataques contra las fuerzas de seguridad, momentos antes de que se iniciara la plegaria preceptiva de los viernes. Una vez cometidos los atentados los activis tas desaparecieron entre el labe rinto de casas y calles. Como consecuencia de estos ataques tres soldados y una niña, de seis años, resultaron heridos por impacto de bala. La noche anterior, según informó ayer la agencia oficial de noticias APS, policías y soldados habían librado una escaramuza en la casbah baja con un grupo armado, choque que se saldó con cinco muertes. Los cuerpos aparecieron debajo de unos escombros al hacer explosión, por causas aún no explicadas, el edificio donde se habían refugiado los integristas. Un número no determinado de activistas logró escapar del cerco policial por las azoteas. En el enfrentamiento, tres policías resultaron heridos.El primero de los ataques del viernes, a plena luz del día, tuvo como objetivo la comisaría de la alta casbah, que las fuerzas islamistas intentaron asaltar disparando armas automáticas. Las fuerzas de seguridad repelieron el ataque e iniciaron de inmedia.to un minucioso peinado de la zona en busca de los autores del atentado. El pánico se adueñó de muchos de los 60.000 argelinos que se amontonan en el barrio. El Ministerio de Defensa, cercano al lugar de los hechos, redobló al instante su vigilancia y en las entradas se colocaron parapetos con sacos de tierra.

Horas más tarde, y cuando la población de la casbah aún no se había repuesto del sobresalto, se produjo un segundo atentado en la plaza de los Mártires, en la zona sur del barrio, al pie del Almirantazgo y de las instalaciones anexas portuarias, objetivo hace dos días de otro ataque. El incidente se inició con unos disparos efectuados desde una azotea de una casa cercana a la plaza, que fueron respondidos por los soldados que patrullaban la calle. El tiroteo duró varios minutos, con los soldados protegidos tras columnas y agazapados en los jardines de la plaza.

Siguieron unos minutos de tensión mientras los civiles buscaban refugio en los portales. El miedo se apoderó de la ciudad y llegó hasta el centro de Argel. Policías y soldados abandonaron precipitadamente comisarías y cuarteles para salir a la calle, cortar el tráfico y someter a un estricto control a los pocos vehículos que se atrevían a circular.

Armas pesadas

Pero la tensión no sólo se notaba en el centro de Argel, los barrios extremos del sureste de la ciudad permanecían ayer casi vacíos mientras las fuerzas del Ejército patrullaban por sus avenidas. En muchos casos llevaban armas pesadas, inadecuadas para combatir los desórdenes callejeros. En el norte de Bad el Ued, en la zona de Chevalier, se colocaron los carros blindados. Los paracaidistas aparecieron en Kuba, El Harrach y Belcurt, mientras la Gendamería tomaba y cercaba los alrededores de la mezquita de Kabul II, plaza fuerte, de los integristas afganos.

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La tensión llegó a su límite a las 13.20 horas, mientras los almuédanos llamaban desde los alminares a la plegaria. En un instante las calles se acabaron de vaciar. De vez en cuando se escuchaban tiros disparados desde lugares no lejanos. La atención continuaba fija en la plaza Primero de Mayo, donde debía iniciarse la marcha convocada por los integristas. Pero a última hora, y mientras acababa la plegaria, los imames repartieron consignas que desconvocaban la manifestación. Los fieles volvieron a sus casas bajo la atenta mirada de los soldados, que continuaban custodiando cada punto de la ciudad.

La mayoría de los habitantes de Argel permaneció ayer el interior de sus domicilios por temor a atentados y acciones armadas. Un temor y una tensión alimentados por los reiterados llamamientos a la calma que de una manera constante efectúa la junta cívico-militar por televisión. La zona de la Grand Post, donde se encuentran algunos de los centros policiales más importantes de la ciudad y la delegación de EL PAÍS es una zona de continuos sobresaltos. Los vecinos presencian sin cesar las carreras de1as fuerzas de seguridad mientras montan armas que apuntan al cielo. La batalla de Argel no ha hecho más que empezar.

Incidentes de cierta importancia se registraron en otros puntos del país, como Ain Defla, a 160 kilómetros al este de la capital, donde la policía se empleó con contundencia y detuvo a 30 personas que se negaron a salir de la mezquita. Se registraron asimismo desórdenes en Constantina, Anabás, Setif y Batna donde se produjeron numerosos arrestos.

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