Los eternos roqueros

Los Rebeldes estuvieron en Madrid para continuar un trabajo que comenzaron hace ya muchos años, y que sin ningún tipo de cambio en su estilo musical han conseguido situar en uno de los escalones más sólidos de la música española. Su receta, que, en cualquier concierto se respira, es el trabajo, que con el paso del tiempo se ha ido convirtiendo en profesionalidad.El grupo catalán apuesta mucho en sus directos. Quizá la sala Cats no es el mejor medio para transmitir su música, que en espacios más amplios completan con una sección de metales aportando

mayor brillo a sus composiciones y versiones. El rock and roll de esta banda se adapta y, aun siendo totalmente previsible su actuación, desprende la fuerza necesaria para que su música tenga credibilidad, siendo éste el factor más difícil de superar por este tipo de grupos.

La voz de Carlos Segarra ha conseguido, adaptando la imperfección de su timbre, tener personalidad y capacidad para mantener sus temas, pero sobre todo las versiones que incluyen en sus directos, sin defraudar. Los Rebeldes mantienen el sabor fresco del rock and roll, no son unos virtuosos de sus instrumentos, pero exprimen el jugo de su entusiasmo hasta conseguir resultados aceptables. Con los ya conocidos temas propios de la banda, inocentes, claros y sin recovecos tanto en instrumentación como en temática, recorren un mundo musical que aunque pasado cronológicamente mantiene vivo su espíritu e importancia.