El Ejército perdió la ocasión de ser fuerza política, dice el 'Coronel Negro'
El Ejército ha perdido la última oportunidad de convertirse en una fuerza política en el espacio que constituyó la URSS, opina Víktor Alksnis, un defensor a ultranza del Estado soviético, conocido con el apodo de Coronel Negro.Alksnis que, como diputado del Parlamento de la URSS, representó en su día el ánimo proimperial de ciertos sectores rusos de Letonia, se convenció de que el Ejército ya no podía ser protagonista político, es decir, que ya no podía dar un golpe de Estado, el 17 de enero pasado.
Los 5.000 oficiales reunidos ese día en el Kremlin no confirmaron sus expectativas. "Esperaba que el Ejército mostrara su unidad política y se convirtiera en una fuerza real, pero me desilusioné cuando me di cuenta de que toda la reunión se reducía a un mitin", afirma.
Alksnis cree que el 19 de agosto el Ejército soviético estaba dispuesto a acatar cualquier orden del comité golpista, incluido el asalto a la Casa Blanca, sede del Parlamento ruso, pero la orden no llegó. Hoy, "el Ejército está escindido y destrozado", señala.
Alksnis asegura sentirse ciudadano de un país que "llega desde Brest (en Bielorusia) a Vladivostok (en el Extremo Oriente ruso)". Por eso no está dispuesto a tomar las armas para defender a Ucrania o a Rusia en un conflicto bélico que, según él, tiene una posibilidad del 51% o 52% de producirse. Hasta el pasado agosto hubiera estado dispuesto a tomar las armas para defender a la URSS.
La Confederación de Estados Independientes (CEI) es una concesión de Borís Yeltsin a Leonid Kravchuk, afirma Alksnis que, a largo plazo, espera la recomposición del espacio soviético sobre nuevas bases. Según él, la experiencia violenta en la que se adentran algunas repúblicas ex soviéticas será una especie de "terapia de choque" que puede convencerlas de la necesidad de nuevos vínculos políticos.
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