_
_
_
_
LAS RUINAS DE LA U.R.S.S.

El Ejército perdió la ocasión de ser fuerza política, dice el 'Coronel Negro'

Pilar Bonet

El Ejército ha perdido la última oportunidad de convertirse en una fuerza política en el espacio que constituyó la URSS, opina Víktor Alksnis, un defensor a ultranza del Estado soviético, conocido con el apodo de Coronel Negro.Alksnis que, como diputado del Parlamento de la URSS, representó en su día el ánimo proimperial de ciertos sectores rusos de Letonia, se convenció de que el Ejército ya no podía ser protagonista político, es decir, que ya no podía dar un golpe de Estado, el 17 de enero pasado.

Los 5.000 oficiales reunidos ese día en el Kremlin no confirmaron sus expectativas. "Esperaba que el Ejército mostrara su unidad política y se convirtiera en una fuerza real, pero me desilusioné cuando me di cuenta de que toda la reunión se reducía a un mitin", afirma.

Más información
Los últimos del Gulag
Moscu asumirá casi toda la deuda exterior de la URSS
Fuentes de la familia
Rutskoi pide el estado de emergencia económica en Rusia y que se luche contra mafiosos y especuladores

Alksnis cree que el 19 de agosto el Ejército soviético estaba dispuesto a acatar cualquier orden del comité golpista, incluido el asalto a la Casa Blanca, sede del Parlamento ruso, pero la orden no llegó. Hoy, "el Ejército está escindido y destrozado", señala.

Alksnis asegura sentirse ciudadano de un país que "llega desde Brest (en Bielorusia) a Vladivostok (en el Extremo Oriente ruso)". Por eso no está dispuesto a tomar las armas para defender a Ucrania o a Rusia en un conflicto bélico que, según él, tiene una posibilidad del 51% o 52% de producirse. Hasta el pasado agosto hubiera estado dispuesto a tomar las armas para defender a la URSS.

La Confederación de Estados Independientes (CEI) es una concesión de Borís Yeltsin a Leonid Kravchuk, afirma Alksnis que, a largo plazo, espera la recomposición del espacio soviético sobre nuevas bases. Según él, la experiencia violenta en la que se adentran algunas repúblicas ex soviéticas será una especie de "terapia de choque" que puede convencerlas de la necesidad de nuevos vínculos políticos.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_