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Entrevista:

Kathy Bates, una estrella tardía

"Trabajar con Woody Allen es raro y divertido", dice la actriz.

Elsa Fernández-Santos

Cuando Kathy Bates recogió hace un año, con sus manos pequeñas y gorditas, el Oscar a la mejor actriz por su interpretación en la película Misery, no parecía sorprendida pese a habérselo arrebatado a la mismísima Julia Roberts. Hoy, la que fue una perfecta desconocida fuera de los escenarios de Broadway, es reconocida como una estrella. Kathy Bates, intérprete de Jugando en los campos del Señor, participa en la última película de Woody Allen, Sombras y niebla, cuyo estreno mundial se celebrará en París el, 12 de febrero y un mes más tarde en Estados Unidos.

La productora Orion Pictures informó también que la película de Woody Allen se exhibirá fuera de concurso el 15 de fe.brero en el Festival de Cine de Berlín.Kathy Bates no"se impresiona con el éstrellato, pues esta mujer de 40 años igue pensan do.que cualquier día dejará de ser actriz para dedicarse a la cerámica, su otra vocación. De alguna manera tendrá que vengarse de perder un papel escrito para ella, el de Frankie y Johnny, interpretado finalmente por la preciosa Michelle Pfeiffer. "Así es el espectáculo", dice resignada.

"Cuando recibí la noticia de que Michelle Pfeiffer iba a ser Frankie en Frankie and Johnny, me reí dice Kathy Bates recordando el momento en que definitivamente se iba de sus manos la oportunidad de llevar al cine la obra que habían escrito para ella y que durante mucho tiempo había representado en Broadway. "Eran las seis de la mañana, estaba desayunando porque justamente ese día tenía que coger el barco que me llevaría al rodaje de Jugando en los campos del Señor. Entonces llegó un fax de mi agente diciendo que le habían dado a ella el papel de Frankie. Solo tenía dos elecciones: o llorar o reír; preferí reír. Yo respeto a Michelle Pfeiffer y me gusta su trabajo, pero no he ido a ver la película". Pero la actriz parece que no está dispuesta a cambiar su aspecto por nada del mundo. "No me gustaría'ser una rubia, alta y de pechos grandes porque no podría- haber accedido a. personajes tan interesantes corno'los que he interpretado", continúa. "Todo el mundo está limitado por su fÍsico. Es una pena la falta de imaginación que hay a la hora de hacer un casting. Es algo que tiene que cambiar".

Niños y animales

Kathy Bates, nacida en un pueblo de Tennessee, está sentada con las piernas cruzadas, su cara está perfectamente maquillada y Va vestida de oscuro. Detrás de ella, leyendo el Herald Tribune, hay un hombre -a la legua, americano: zapatillas de deporte, calcetines cortos, jersei de cuello alto de fibra y una riñonera para llevar la documentación, y algo que parece una cámara de fotos-, que no se inmuta. Es su marido. Ella lo mira cuando alguna pregunta le parece muy personal. El levanta la vista del periódico: "Lo único que la perturba es que traten mal a los niños y a los animales contesta el hombre.Bates parece una mujer afable, pero hay algo asustante en ella: su gordura no ha logrado ocultar la dureza de su rostro. Este rasgo le ha servido para hacer de mala en películas como Misery o Jugando en los campos del Señor, de próximo estreno en España -basada en la novela del mismo título del est,aodunidense Paul Matthiesen (Siruela), donde interpreta a una exigente misionera protestante, quien se encuentra de golpe enfrentada a la forma de vida de los indios, que le parece inmoral.

Su último trabajo ha sido en la última película de Woody Allen, Sombras y niebla, filmada en blanco y negro. Allen ha escrito una comedia que se remonta a los años veinte y que ha interpretado junto con Mia Farrow, Madonna, Jodie Foster y Kathy Bates.

"Cuando trabajas con Woody Allen no existe un guión con el que puedas orientarte. Apenas sabes algo de tu personaje. Woody siempre sabe más que tú", dice la actriz. "Eres la pieza de un todo que él mueve. Es un tipo muy curioso, trabajar con él es raro y divertido al mismo tiempo", dice riéndose por primera vez.

"El oscar ha sido importante porque te da mucha seguridad y es muy importante entendido como negocio, porque te da más oportunidades. La publicidad se ha convertido en otro trabajo. Creo que mi turno ha llegado tarde porque ahora puedo resistirlo mejor. Mi medio era el teatro y no el cine,".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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