"Nagorni Karabaj no es de Armenia ni de Azerbaiyán"
Nagorni Karabaj, una región de mayoría armenia enclavada en medio de la República de Azerbaiyán, es el problema número uno de Armenia y de su ministro de Exteriores, Raffi K. Hovannisian, que el lunes firmó con su homólogo español, Francisco Fernández Ordóñez, el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Eriván y Madrid. Los casi 900 muertos por los dos bandos se incrementaron el pasado fin de semana, cuando tropas azeríes intentaron tomar la ciudad de Karachinar.Hovannisian es armenio hasta la médula, pero podría pasar por un comerciante libanés. Su aspecto inequívocamente mediterráneo queda disuelto en su apabullante estilo norteamericano, y sabe ser exquisitamente tajante, como cuando se refiere a Nagorni Karabaj. Su Gobierno considera que el referéndum celebrado en el enclave hace un mes, en el que la mayoría de la población (cristiana) se manifestó a favor de la independencia, es un aviso inequívoco para Bakú, la capital azerí (musulmana). "La solución es que Nagorni Karabaj no pertenezca ni a Armenia ni a Azerbaiyán", concluye Hovannisian.
Para evitar el expansionismo azerí, que quiere imponer su jurisdicción sobre el enclave de mayoría armenia que Stalin regaló a Azerbaiyán en los años veinte, el ministro de Exteriores armenio cree que es precisa la decidida intervención de la comunidad internacional. "Necesitamos 1.001 años de estabilidad, de paz y de prosperidad. Bakú tiene que darse cuenta de que la militar no es la solución adecuada. Nagorni Karabaj está hoy aislado y su población sufre pogromos y deportaciones. Creo que ni los azeríes ni los armenios están a favor de la guerra, pero si Azerbaiyán prosigue su política belicista, Armenia hará lo mismo. Si quieren guerra, tendrán guerra".
Sonrisa de hierro
Pero Hovannisian lo dice con voz suave, como si no quisiera creer que los azeríes fueran a apostar por esa opción que a nadie conviene. En cualquier caso, y como primera cautela, la guardia nacional armenia será convertida en germen del Ejército nacional. "Hay condiciones para el compromiso, pero si Bakú sigue actuando del mismo modo, las gentes de Nagorni Karabaj defenderán sus tierras hasta el último aliento", asegura.Su desconfianza ante la CEI se manifiesta por su preferencia de que sea la comunidad internacional la que intervenga para detener los combates en Nagorni Karabaj. "Estamos a favor de mantener una defensa y unas fuerzas estratégicas comunes, pero Armenía necesita un Ejército propio, porque ¿qué ocurre cuando un miembro de la CEI ataca a otro? ¿Puede haber sanciones o no?". Todavía ignora si es posible que la CEI funcione, ya que parte de un Estado monolítico que "hay que reconvertir de raíz".
A Hovannisian no le gusta hablar del derrocado presidente de Georgia, Zviad Garrisajurdia, aunque asegura que le dieron una oportunidad al aceptar que se instalara en la frontera. Ahora liquida la cuestión diciendo que son los propios georgianos los que deben decidir su futuro.
No teme a Turquía, pero piensa que tras la caída de la Unión Soviética no tiene sentido crear nuevos imperios. "Turquía debe definirse, esclarecer si quiere integrarse en Europa o extendé r su influencia hacia el Este. Armenia conflia en que Turquía favorezca unas relaciones positivas". Eso no quiere decir que los armenios olviden su pasado: "El genocidio sufrido a manos otomanas forma parte de nuestra historia y cada país tiene el deber de recordar su pasado", afirma sin pestañear.
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