_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Precaria victoria de Yelev en Bulgaria

La victoria del candidato de la Unión de Fuerzas Democráticas, Yeliu Yelev, en las elecciones presidenciales búlgaras ha sido bienvenida en Occidente como "ruptura del electorado búlgaro con el pasado comunista". Por primera vez en el proceso democratizador búlgaro, iniciado el 11 de noviembre de 1989 con la caída del anciano comunista Todor Yivkov, una mayoría absoluta del electorado se define a favor de la opción rupturista de la UDF y en contra del conservadurismo rojo del Partido Socialista, ex comunista.Sin embargo, un análisis de los resultados desmiente esta primera impresión y refuerza las dudas existentes tanto dentro como fuera de Bulgaria sobre las posibilidades de esta sociedad balcánica de realizar una transición hacia la economía de mercado similar a las que se hallan en curso en los países ex comunistas de Centroeuropa.

Yelev, que durante su gestión presidencial demostró talante conciliador y tolerante, una decidida apertura a los valores llamados occidentales y una considerable habilidad en su política exterior, venció con tan sólo el 52,88% frente al 48,12% de Velko Valkanov, el candidato oficialmente independiente, pero apoyado por el PS.

La imprescindible estabilidad para los cambios en un país inmerso en la explosiva región que son hoy los Balcanes ha recibido un revés con esta pírrica victoria de Yelev. La sociedad búlgara se halla, según demuestran los resultados del domingo, dividida en dos partes prácticamente iguales. Dos años llenos de revelaciones sobre la corrupción, el abuso de poder, la masiva violación de los derechos humanos y el fracaso del régimen de Yivkov no han impedido que casi el 50% de los electores votaran a favor de las tesis de sus herederos.

En las elecciones parlamentarias del pasado mes de octubre, la UDF había superado (con el 36%) por primera vez al PS (32%), y pudo formar gobierno gracias al partido de la minoría turca (Movimiento por los Derechos y Libertades, MDL), que obtuvo el 7% de los votos. Parece ya cierto que la minoría turca votó en bloque a Yelev y una mayoría de los votantes considerados étnicamente búlgaros votó en su contra. Es cierto que parte de los votos a favor de Valkanov pueden no estar dirigidos contra las reformas políticas y económicas, sino a favor del nacionalismo antiturco. También que la trinchera entre los frentes es en gran parte generacional y educacional.

Los mítines de Valkanov parecían asambleas de la tercera edad, y las grandes urbes votaron en masa a Yelev, exceptuando los bastiones comunistas de Vidin, Vratsa o Mihailovgrad. Pero también es cierto que el desmantelamiento del sistema burocrático e industrial búlgaro sovietizado como pocos en el Este- acaba de empezar y tendrá graves consecuencias sociales inmediatas para la población .

Es previsible, por tanto, que los adversarios de la política de Yelev y del Gobierno sean mayoría muy pronto con la crisis sin tocar fondo. El talante pacífico y tolerante forma parte del carácter nacional búlgaro y ha desempeñado un considerable papel en impedir grandes convulsiones en la desesperada situación económica y depresión colectiva por las que ha pasado Bulgaria en los pasados meses. Este se verá de nuevo puesto a prueba con el aumento del desempleo y las tensiones étnicas.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_