Huellas en el coche

Uno de los indicios que avalan la sospecha policial de que el comando itinerante cuenta con un grupo de apoyo en Barcelona es el estudio de los vehículos empleados por los terroristas para huir en los tres atentados perpetrados en la capital catalana.Los tres coches utilizados en los atentados perpetrados en la citada ciudad fueron robados y sus placas sustituidas por otras falsas cuya numeración correspondía a vehículos del mismo modelo y marca. Aunque los terroristas erraron en uno de los tres casos el color del automóvil al que pretendían suplantar -doblar, en la jerga policial-, la placa y las características del Opel verde que utilizaron el 16 de enero pasado, tras asesinar a los dos suboficiales músicos, eran idénticas a las del Corsa que tomaron como referente.

La policía deduce de ello que los terroristas cuentan con un comando de apoyo, aunque sea muy modesto. Dos miembros del comando itinerante han sido identificados por las huellas dactilares halladas en los vehículos que utilizaron. Se trata de Juan Jesús Narváez Goñi y del propio Urrusolo.

Los terroristas pronto enmendaron estos errores. El Volkswagen Polo que utilizaron en el asesinato del comandante Anguera, el 8 de enero, apenas si dejó rastro. Otro Polo, el empleado en Valencia después de matar al catedrático Manuel Broseta, no sirvió a los investigadores. La bomba que ocultaba no fue una trampa para la policía, pero cumplió su segundo objetivo: el coche quedó convertido en chatarra, inservible para que la policía científica halle la más mínima pista. Finalmente, el Corsa verde empleado en el atentado contra los dos suboficiales del Ejército estaba limpio. En su interior había cuatro bayetas y unos guantes con los que se habían borrado las huellas.