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Satisfacción sin euforia en Eslovenia

Los primeros reconocimientos internacionales de Eslovenia no provocaron la euforia de la población en la capital, Liubliana. No hubo celebraciones oficiales ni populares. La gente se ha can sado de festejar: el 23 de diciembre de 1990, el referéndum sobre la independencia fue celebrado a lo grande. El 25 de junio de 1991 la proclamación de la independencia fue acompañada de actos solemnes y borracheras populares. Ayer, cuando Alemania es tableció relaciones diplomáticas a nivel de embajadores, y se esperaban las notas oficiales de reconocimiento de otros países, la mayoría de los eslovenos llevaba su vida cotidiana llena de dificultades económicas."El nivel de vida de los eslovenos cayó al que teníamos al inicio de los años setenta", explica Peter Bekes, diputado socialdemócrata (ex comunista). El sueldo medio en la república yugoslava más rica, descendió a poco más de 20.000 pesetas mensuales, pero más de un 65% de la población recibe menos de la media. Esta cantidad apenas alcanza para comprar un buen abrigo.

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"La gente está empeñada en sobrevivir", dice Mojca, empleada de un gran almacén en Liubliana. "La comida es cara, la electricidad difícil de pagar y ya no hay, lujos". Las tiendas en Liubliana están bien surtidas, pero no hay clientes. Los precios en dólares, la moneda eslovena -no convertible pero sobrevalorada- son altos hasta para los estándares internacionales. "Estamos cansados de la retórica política acerca de la independencia. Queremos las medidas prácticas en la economía", lamenta Andreja, empleada de Liublianska Banka. Mientras Eslovenia era parte de Yugoslavia, la república no tenía paro. Actualmente, la tasa de desempleo alcanza al 11% de la mano de obra activa y se espera que suba.

Pérdida de mercados

Eslovenia perdió los mercados de las antiguas repúblicas yugoslavas, a las cuales surtía con los bienes de consumo cuyo precio estaba protegido por el Gobierno federal. La transformación de la industria todavía no se ha hecho; el problema de la titularidad de la propiedad aún no se ha resuelto, y la tecnología obsoleta encarece la producción. El consumidor esloveno paga la ineficacia de sus empresas. Tampoco se importan productos de la antigua Yugoslavia, aunque los contactos no se han roto, ni siquiera con Serbia.

Los aeropuertos eslovenos llevan meses clausurados. La compañía aérea local Adria Airways tiene previsto hoy iniciar sus vuelos. De momento, el acceso a Eslovenia es bastante complicado: los aeropuertos más cercanos se encuentran en Klagenfurt (Austria) y Trieste (Italia). De ahí el viaje a Eslovenia continúa en tren o autobús, ya que las compañías de alquiler de coches no reconocen la independencia de Eslovenia del resto de Yugoslavia, considerada zona de alto riesgo.

Formalmente independiente de Yugoslavia, Eslovenia tiene múltiples problemas no resueltos, tanto con sus vecinos croatas como con el resto de la federación yugoslava. Eslovenia está prácticamente aislada del resto de Europa debido a la guerra en Croacia y los problemas del transporte aéreo. Sus ciudadanos poseen dos pasaportes: el esloveno y el yugoslavo -aunque este último no es renovable-. Por eso es imposible viajar a aquellos países que no han reconocido los documentos eslovenos, una vez vencido el pasaporte yugoslavo. Así mismo, las instituciones financieras eslovenas carecen de estatuto internacional y por lo tanto tienen problemas de pago con el extranjero.

El control férreo en las fronteras entre Eslovenia y Croacia acarrea un sinfín de problemas prácticos que afectan a la vida cotidiana. No hay ningún reglamento para las propiedades croatas en Eslovenia y las eslovenas en Croacia.

Una región particularmente afectada por la construcción de la frontera esloveno-croata es Istria, península pluriétnica -eslovenos, croatas e italianos- donde la unidad. cultural y territorial ha sido partida en dos, provocando la división de las. familias en dos Estados, fraccionando propiedades, obligando a los niños a cambiar de escuelas, ya que no podían frecuentarlas en otro país y forzando a muchos a dejar el trabajo, ya que de la noche a la mañana se convertían en extranjeros.

La comunidad italiana en Istria exigió mayores derechos para su minoría, provocando tensiones entre Italia y Eslovenia. Justo un día antes del esperado reconocimiento italiano, el problema de la minoría italiana en Eslovenia y la minoría eslovena en Italia se ha suscitado otra vez y no ha sido resuelto.

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