Fujimori realiza la primera visita oficial a Ecuador de un presidente de Perú
Los presidentes de Perú y de Ecuador, Alberto Fujimori y Rodrigo Borja, respectivamente, se mueven por un terreno resbaladizo y difícil en las conversaciones que iniciaron ayer en Quito con motivo de la primera visita oficial de un jefe de Estado peruano a su vecino del Norte. Las posiciones tradicionales de los dos países sobre el Protocolo de Río de Janeiro, que el 29 de enero de 1942 fijó la frontera entre ambos países, dejan a sus dos presidentes un margen de maniobra muy estrecho.Para Perú, el Protocolo dejó zanjada definitivamente la cuestión fronteriza y es irreversible. Para Ecuador, debería ser anulado, ya que fue impuesto por la fuerza, y habría que renegociar los límites para recuperar parte de lo que, según cálculos de algunos ecuatorianos, llega hasta la mitad del territorio nacional.
Las Fuerzas Armadas de ambos países no parecen contemplar con buenos ojos cualquier negociación que implique alguna renuncia. Patrioteros de las dos naciones claman contra una posible traición. Estos días, en Ecuador, un vicerrector universitario llegó a proponer el modelo de Israel, capaz de afrontar y vencer a los árabes, muy superiores en número.
Nada más lejos del ánimo de ambos presidentes, que con su histórica reunión, la primera de esas características, tratan de eliminar la tensión fronteriza. Esto permitiría una reducción de gastos militares, que suponen una dura carga para las endebles economías de Perú y de Ecuador. Ha sido necesaria la presencia de un presidente no conformista como Fujimori para que Perú reconozca la existencia de un conflicto fronterizo con Ecuador, un tema que ha dejado de ser tabú. La mesura en el lenguaje de Borja y la habilidad de su canciller Diego Córdovez, curtido en sus años de batalla diplomático en la ONU, dejaron de lado formulaciones provocadoras como la famosa herida abierta para pasar al desacuerdo amistoso.
La moderación ha hecho posible el encuentro de Quito. No ha sido más que un comienzo, pero al menos desde ayer se habla del tema. Sin embargo, la reunión se realiza cuando al Gobierno ecuatoriano le quedan tan sólo siete meses, y las posibilidades de que la socialdemocracia conserve el poder en Quito son, según las encuestas, muy escasas. Este periodo es de campaña electoral y, además de que después podría sentarse nuevamente en la presidencia un defensor de las tesis radicales, nada ni nadie garantiza ahora que el tema no llegue a convertirse en motivo de controversia para ganar votos. Conspicuos representantes de la oposición como el ex presidente derechista León Febres Cordero y el candidato populista Abdalá Bucaram se excusaron de asistir ayer a la cena con Fujimori.
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