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CONVULSIÓN EN LAS RUINAS DE LA U.R.S.S.

Violencia en Georgia pese a la huida de Gamsajurdia

Las nuevas autoridades georgianas enviaron ayer una delegación a la vecina Armenia para negociar la extradición del huido presidente Zviad Gamsajurdia. Tanto esa delegación como el mismo Gamsajurdia se encuentran en la ciudad fronteriza de ldzhevan, en la que el hasta ahora presidente de Georgia trata de obtener del Gobierno armenio un visado para él, su familia y su séquito que le permita viajar a Occidente. Mientras, al menos 10 personas morían en diversos enfrentamientos entre partidarios y opositores a Gamsajurdia en las localidades de Natajari y Ajiani, a unos 40 kilómetros de la capital.

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"Gamsajurdia es un criminal de Estado y tienen que devolvérnoslo para que le juzguemos", afirmó el portavoz rebelde Georgy Shangelaya. De momento, Armenia ha negado que le haya concedido asilo político, y el Gobierno ha indicado que sólo se pronunciará después de que sus enviados conversen con la delegación del Consejo Militar y con el mismo Gamsajurdia.En Tbilisi, miembros de los grupos armados que ahora están en el poder dispararon contra una manifestación de partidarios del depuesto presidente, dejando varios heridos. El incidente se produjo cerca de las tres de la tarde después de que los manifestantes recorrieran, durante más de dos horas, diversas calles. Las Fuerzas Armadas trataron de dispersar la manifestación con tiros al aire y granadas de humo, pero todo fue inútil. Finalmente, cerca de la boca del metro de Delisi una treintena de hombres armados, algunos con las caras cubiertas con pañuelos negros, avanzaron al encuentro de la muchedumbre -entre 2.000 a 3.000 personas- disparando con sus fusiles automáticos al aire, aunque pronto las balas hicieron blanco en los manifestantes. La primera en ser herida fue una mujer. Un instante después caía de costado un hombre que permaneció en medio de la calle hasta que se acercaron y se lo llevaron, mientras la gente huía despavorida.

Este incidente ha dejado un sabor amargo en muchos georgianos que confiaban en que la tranquilidad retornaría a la capital y que el nuevo poder apoyado por las fuerzas democráticas, no derramaría más sangre. También parece haber desatado el primer conflicto entre el Consejo Militar y el Gobierno provisional, que encabeza el ex primer ministro Tenguiz Sigua, quien ha expresado su total oposición al uso de armas contra manifestantes pacíficos.

Dzhaba Ioseliani, jefe del grupo armado Mjedrioni (Caballeros), que se perfila como el nuevo hombre fuerte de Georgia, responsabilizó a las mujeres fanáticas "de ser las culpables de los incidentes producidos ayer", y negó que hubiera habido heridos.

"Yo di la orden de dispersar la manifestación y lo haré mañana y pasado mañana", dijo Ioseliani, subrayando que las exigencias del Consejo Militar mientras dura el estado de excepción son mínimas: sólo está prohibido organizar mítines y marchas, y circular después de medianoche.

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A pesar de estos incidentes, ayer aparecieron en el centro de Tbilisi los primeros signos de que la guerra había terminado y de que se está volviendo a la normalidad. En la avenida Rustaveli, una brigada de obreros reparaba la línea del trolebús, mientras remolques y grúas quitaban los camiones, coches y carros de combate destruidos durante las dos semanas que duró el enfrentamiento en el corazón de la capital. Los empleados de una tienda de deportes estaban inventariando las pocas cosas que no habían sido robadas en estos días. En frente, el director de una galería de arte, barría los vidrios y casquillos de bala que cubrían la acera. "Lo han saqueado casi todo", aseguró.

"Se ha dado la orden de que la Guardia Nacional regrese a los cuarteles a excepción de aquellos que se quedarán para patrullar las calles hasta que la situación se haya normalizado, explicó Daniel Sibashvili, jefe del Estado Mayor del Gobierno "También retiraremos los tanques y carros de combate".

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