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Bush da garantías militares a Seúl frente a la amenaza de Corea del Norte

Juan Jesús Aznárez

El presidente norteamericano, Geórge Bush, llegó ayer a Corea del Sur para intentar ampliar los mercados de EE UU y garantizar que los marines permanecerán en las bases que ocupan desde 1953 hasta que Corea del Norte no suponga un peligro. Bush, que se reunió con el presidente Roh Tae Woo, será informado del acuerdo antinuelear de hace una semana con el Gobierno de Pyongyang. Reciente está asimismo el pacto de no agresión (14 de diciembre), pero la desconfianza persiste. Roh pedirá a Bush que mantenga todos sus efectivos en, el país hasta que quede conjurado el peligro nuclear en la península que dividieron en el paralelo 38 los vencedores de la II Guerra Mundial.

Estados Unidos, que repatrió hace varios meses a 6.000 soldados y su armamento nuclear para hacer posible el acuerdo firmado hace una semana por dos países oficialmente en guerra, no cederá más por el momento."A pesar del acuerdo, no retiraremos un soldado más en tanto no se compruebe que Corea del Norte no dispone de instalaciones y capacidad para fabricar bombas nucleares", subrayaron fuentes norteamericanas. Aproximadamente 40.000 militares de las Fuerzas Armadas y un ¡mportante arsenal siguen estacionados en acuartelamientos próximos a la frontera con el Norte.

Las conversaciones entre la delegación norteamericana y surcoreana comienzan hoy en una capital tomada por miles de policías. El nivel de desarrollo nuclear del régimen de Kim Il Sung, sobre el que pesa un embargo económico de 41 años de duración, y las posibilidades reales de verificar los centros de producción de uranio enriquecido son dos de los aspectos fundamentales a tratar.

El compromiso antinuclear del 31 de diciembre no precisó los plazos de mutua inspección, pese a que Pyongyang estuvo de acuerdo en facilitar una próxima entrada: de inspectores del Organismo Internacional para la Energía Atómica (IAEA). No hay certeza, sin embargo, de que un ingenio de plutonio pueda ser detectado en la visita de la IAEA. Ban K¡ Monn, director del Departamento de Estados Unidos del Ministerio de Asuntos Exteriores, indicó que es de esperar una declaración final en la que los dos Gobiernos renueven la presión contra Corea del Norte a fin de que despeje cuanto antes los recelos existentes.

El presidente norteamericano, procedente de Singapur, preparó en la residencia de su embajador el programa oficial de hoy, que incluye una alocución ante las dos cámaras de la Asamblea Nacional y una visita a tropas destacadas en Corea del Sur, país que fue colonia japonesa de 1910 a 1945. Grupos antiestadounidenses escalaron la verja de la vivienda diplomática y lanzaron contra ella cócteles mólotov que no ocasionaron daños. En cuanto al progreso de los vínculos entre Washington y Pyongyang, es seguro que Bush difundirá el mensaje de que cualquier avance con el régimen comunista dependerá de la normalización intercoreana y del cumplimiento de los recientes acuerdos.

En este viaje de negocios, Bush no olvidará pedir a Corea del Sur, como también lo hará con Japón, que abra el mercado arrocero y facilite las exportaciones norteamericanas. Seúl ha insistido hasta ahora en que su economía pertenece a la categoría de las subdesarrolladas y necesita de barreras proteccionistas para mantener un crecimiento. Funcionarios norteamericanos dijeron que una economía con un desarrollo del 6,7% "está ya madura". Corea del Sur, que registró en 1991 un déficit de 8.500 millones de dólares con Washington, casi 3.000 millones más que el año anteriores su principal vendededor.

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Lee Ki Taeek, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Seúl, resumió el posible contenido de esta escala de Bush: "No importa el tipo de lenguaje que use, pedirá una liberalización de nuestro mercado y exigirá a Corea del Norte qe abandone sus ambiciones nucleares".

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