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Entrevista:

"El instinto maternal es sólo un mito necesario"

Fruto de 20 años de experiencia, Norma Ferro cuestiona en su libro las propuestas de Freud que definen a la mujer en base a una inclinación innata a la maternidad. Ortodoxias aparte, una cosa está clara para ella: en su consulta ha presenciado un continuo desfile de mujeres presas, unas, de la angustia que les generaba la posibilidad de ser madres; otras, del temor a no serlo.La idea de abordar desde nuevas perspectivas el instinto maternal -"un mito necesario", en su opinión, para la organización de la sociedad surgió precisamente tras constatar las tensiones que éste causaba en sus pacientes. "Es algo que aparecía de pronto en mujeres de entre 28 y 30 años preocupadísimas porque no tenían hijos. Lo curioso, es que ese mismo desasosiego se da en mujeres con hijos y se debe a que el instinto les niega la posibilidad del deseo; incluso del deseo del hijo. A los hijos no se les quiere por instinto, sino por amor", afirma Norma Ferro, al tiempo que señala la frecuencia con que en los últimos meses los medios de comunicación "han informado sobre bebés muertos o abandonados en descampados y solares".

Libertad ficticia

Las manifestaciones clínicas más comunes abarcan desde angustia y depresión a esterilidad sin causa física conocida. "Es tremenda la incertidumbre de las mujeres solteras ante la maternidad. Muchas afirman que retrasan ser madres porque no tienen pareja estable". "Pero lo cierto", precisa Norma Ferro, "es que desean un hijo sólo como respuesta a las demandas de la sociedad que sigue viendo a las mujeres como reproductoras". ,El problema para esta especialista es que "vivimos una serie de mitos sin que se produzca un debate que aborde las transformaciones surgidas con la irrupción de los anticonceptivos y la incorporación de la mujer al trabajo. Hay mayor libertad, pero es una libertad ficticia. En el fondo, a la mujer no se le permite reconocer sus deseos; sigue teniendo que cumplir con un deber, pero la maternidad es sólo una función que como tal, puede ser ejercida o no", añade Ferro.

En este sentido, señala un fenómeno al que se asiste en Europa en los últimos años: la maternidad como moda, situación a la que ha contribuido el desarrollo de la fertilización in vitro. "Es una barbaridad, se ofrece una imagen idílica que no responde a la realidad. Esto genera dos cuadros opuestos, pero igual de dañinos; por una parte, que la mujer busque fundirse con el hijo en una simbiosis que le impide crecer. Por otra, que una vez alumbrado se desentiendan de él".

Ambos cuadros aparecen en dos edades fronterizas; el primero, en mujeres cercanas a la menopausia; el segundo, entre las más jóvenes. "Las adolescentes están comprobando que son fértiles, y las menopáusicas, que pueden seguir siéndolo", señala.

Entre las manifestaciones de envidia que provoca esa función, esta especialista apunta la frecuencia con que las abuelas usurpan el papel de las nuevas madres. "Es todo muy velado y se presenta bajo la apariencia de la ayuda que se presta a las primerizas, pero en el fondo está tanto el deseo de retener algo como la envidia porque las hijas puedan ser madres de otra manera", afirma Norma Ferro, que califica la figura de la abuela-madre como perniciosa.

Esta incapacidad para reconocer a la madre como un ser adulto capaz de tomar sus decisiones se manifiesta también en los círculos feministas que, dentro del proceso de liberación de la mujer, rechazaron frontalmente la maternidad. "Vivimos un cambio y nos encontramos todavía en mitad de camino. Las mujeres que optaron por la promoción profesional tampoco aceptan la maternidad como libre opción. En estos casos, la envidia se manifiesta culpabilizando a aquellas que se atreven a tener algo a lo que otras se siguen negando" concluye.

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