El ajuste político de la Reserva Federal
La maniobra de la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos de reducir en un punto (del 4,5% al 3,5%) los tipos de interés bancarios no es sólo un intento de evitar la galopante recesión que afecta este país estimulando la inversión y el movimiento de dinero fresco.El FED -banco central estadounidense- ha puesto la economía de nuevo en las riendas del presidente George Bush a falta de 11 meses para que se celebren las elecciones presidenciales. La decisión del FED de reducir los tipos de interés al mismo nivel de 1964 ha sido, sin duda, su maniobra más audaz de los últimos años.En 1981 las tasas estaban situadas en el 14%.
Los últimos 10 años las gráficas señalan que, salvo en rarísimas ocasiones, los intereses han estado bajando al mismo ritmo que aumentaba el déficit general, muy cercano a la astronómica cifra de los 400.000 millones de dólares.
La fecha del 20 de diciembre de 1991 pasará a la historia de la economía estadounidense pero también a los manuales de estrategia política. Con la reducción de los intereses bancarios, el presidente Bush no sólo conseguirá que se active el mercado y que se detenga la recesión, sino que podrá iniciar su año electoral sin el agobio de la crisis, las cifras y, lo más importante, sin oír la canción demócrata de que el país no funciona, de que se hunde.
Históricamente se ha pensado en Washington que la Casa Blanca y el Congreso, donde existe mayoría demócrata, no podían detener el déficit recortando gastos y aumentando impuestos al tratarse de medidas efectivas, pero antielectorales y muy impopulares. El FED ha sido el organismo que ha ido poniendo parches a esta economía sin despertar desconfianza.
La medida adoptada el viernes por el banco central ha sido bien recibida por los hombres de negocios. La caída de los tipos de interés significa movimiento de dinero y creación de un estado general de confianza. Todos se benefician de la medida del FED, desde los brokers de Wall Street hasta los propietarios de las pequeñas agencias de alquiler de coches de Los Ángeles.
Todos los norteamericanos esperan, sin embargo, que Alan Greenspan, el presidente del FED, sepa lo que hace. Todos confían en que la reducción de las tasas sirva efectivamente para salir de la recesión activando el mercado. Nadie quiere pensar que esa reducción de los tipos de interés sea un boomerang, que, a la larga funda aún más la economía.
La medida del FED se adoptó dos días después de que la General Motors anunciara el despido de 74.000 trabajadores y el cierre de 21 plantas de ensamblaje de Estados Unidos y Canadá en los próximos cuatro años. Además, coincidió con las nuevas cifras de la caída en picado del sector industrial y de la construcción.
El instinto político de Bush de alejar la crisis económica del periodo electoral ha funcionado de momento, aunque algunos economistas, poco preocupados por lo que pueda ocurrir en las urnas, han encendido la señal de alarma. Se han oído algunas voces declarando que se pongan los parches que se pongan, en esta economía el principal objetivo de ésta u otras Administraciones debía ser la reducción del déficit general.
Ésta sería la única forma de que la reducción de las tasas de interés, el aumento del ahorro y de la inversión fueran reales y las cifras de negocio fiables, independientemente de que se celebraran o no elecciones presidenciales.
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