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Entrevista:

"Decir que Hassan es el Estado no es una metáfora"

El nombre de Mumen Diuri, 53 años, es una síntesis del triste sino de la historia de su país, Marruecos. Mumen es el nombre de una de las cárceles en la que, en los tiempos de la colonia francesa, a base de golpes, le arrancaron Ia vida a su padre, uno de los aguerridos luchadores por la independencia de Marruecos. Años después, en 1963, cuando esta batalla se había saldado ya con el regreso a Marruecos de la monarquía y la independencia, Mumen recorrió, en furgón celular, la avenida que había sido rebautizada con el nombre de su padre y que lleva a la siniestra prisión de Kenitra; fue acusado de atentar contra la seguridad del Estado. "Éste es el eufemismo con el que el rey Hasan II ha eliminado a todos los que aspiran a la democracia en Marruecos", dice Diuri, que ha relatado las torturas salvajes de las que fue objeto en su libro Acusación al Gobierno de Marruecos.Su juventud le salvó entonces del pelotón de ejecución. Para escapar a las cíclicas olas de represión optó por la vía del exilio a Francia, donde se ha volcado en los negocios y en su actividad de escritor comprometido en la lucha contra Hassan II.

Pregunta. ¿Cómo valora su expulsión a Gabón?

Respuesta. Mi deportación a Gabón probó dos cosas: que el Gobierno de París apoya sin condiciones al régimen marroquí mientras que la opinión pública francesa apoya al pueblo marroquí en su lucha por liberarse de la dictadura. Es gracias a su reacción que pude volver a París.

P. ¿En algún momento temió por su vida?

R. Dada la facilidad del régimen marroquí para secuestrar y asesinar a sus opositores en el extranjero -recuerde el caso Ben Barka- no me hubiese sorprendido una acción en mi contra en el marco del crimen organizado.

P. ¿Y todo esto por un libro?

R. Es más que un libro. Es un informe-proceso al rey Hassan II que, con la frialdad y objetividad de puras estadísticas y cifras, demuestra que, en mi país, decir que Hassan II es el Estado o que el Estado es Hassan II no es una metafóra. Tardé 10 años en reunir los datos que apuntan a que este personaje podría ser juzgado por el tribunal de Núremberg si se aplicase el artículo que califica crimen contra la humanidad el expolio de un pueblo.

P. ¿Podría adelantar algunos datos?

R. Según la revista norteamericana Fortune -a la que no se puede tachar de subversiva ni antimarroquí-, la fortuna del rey Hassan II suma unos 1.300 millones de dólares (134.000 millones de pesetas). Cómo lograr una fortuna así en un país hundido en la miseria tiene su explicación. En 1980, Hassan II adquirió a Francia el holding de la ONA (Omnium Nord Africain, fundado en 1924 y en el que estaban agrupadas las principales industrias marroquíes en los tiempos coloniales). A partir de ahí se ha convertido, a través de maniobras de rapiña, en el amo de todos los sectores económicos. Hassan ha llegado a hacer lo que ningún otro dictadorzuelo africano osó nunca: convertirse en el propietario de las minas del país. Si en tiempos del protectorado francés unos 6.000 colonos franceses tenían en su poder 1,1 millones de hectáreas de tierra cultivable -lo que tiempos levantó al pueblo a la rebelión contra la explotación extranjera-, la familia real es en la actualidad la propietaria de 1,6 millones de hectáreas. Sirva de ejemplo el caso de la finca de Adaruch, de unas 250.000 hectáreas. El Banco Mundial financió su proyecto de mejora. Hassan II luego la cogió. El Estado marroquí, paga.

P. ¿Tiene algo que reprochar a España en este sentido?

R. España no tiene grandes inversiones. Está el tema de la pesca, que supone una entrada de 1.300 millones de dólares al año para Hassan II. Porque a pesar de lo que se diga, la supuesta regulación comunitaria de esta actividad es puro teatro. Sin embargo, la complicidad económica de España con Hassan no es demasiado grande. Ello y la simpatía tradicional del pueblo marroquí por el pueblo de España la sitúa en una posición privilegiada para echar una mano a sus vecinos en una lucha contra una dictadura que le es familiar a los españoles. La semana pasada, por ejemplo, en el primer encuentro de opositores democráticos contra Hassan II, hablamos largo y tendido de la posibilidad de que España sea la base de una plataforma contra el régimen que hemos empezado a crear para lograr, por medios pacíficos, un cambio en nuestro país.

P. Pero da la impresión de que precisamente ahora Madrid estima que los disgustos entre Francia y Marruecos pueden potenciar la presencia española.

R. Francia no va a ser desplazada por nadie en Marruecos. Es cierto que hay sinsabores que, aparentemente, enturbian las relaciones franco-marroquíes. Pero la realidad es que Francia no ha perdido terreno ni va a ser desplazada por nadie mientras esté Hassan en el poder, porque le tiene cogido por el cuello y le puede poner de rodillas en cuanto se le antoje.

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