Dos compañías distintas recibieron en prenda, a la vez, las mismas acciones de Uribitarte
Los responsables de Uribitarte, SA, Miguel Escudero y Salvador Marín, entregaron en prenda un mismo paquete de acciones a dos compañías distintas, Fianzas y Crédito y Baltic Trust PLC, en un acto consumado el mismo día en dos notarías diferentes. Todo el capital de Uribitarte quedó pignorado en favor de otras entidades, lo cual no impidió que dichas personas movieran fondos y avalaran créditos a empresas de Escudero durante cinco meses más.
La entrega en prenda de acciones implica que el propietario pierde derechos sobre las mismas, aunque no la titularidad. Miguel Escudero y su adminístrador, Salvador Marín, continuaron endeudándose y autorizando avales a otras entidades, hasta que se produjo la imposibilidad de continuar adelante con el proyecto urbanístico que habían emprendido sobre un solar del puerto de Bilbao.Escudero o su administrador, Salvador Marín, autorizaron créditos de Uribitarte a Sodeco y Migesa, empresas ambas controladas por Escudero, así como préstamos a este último, por un volumen no inferior a 2.600 millones de pesetas. Así lo han puesto de relieve las auditorías encargadas por los principales acreedores, que ellos mismos consideran incompletas. Todo ese dinero había ingresado en las arcas de Uribitarte, SA, fundamentalmente como producto de las ventas de futuros locales en el edificio promovido en Bilbao.
En los meses previos a la declaración de quiebra de Uribitarte, Miguel Escudero o sus empresas obtuvieron financiación bancaria con diversos motivos. De hecho retiraron más de 1.000 millones de la Banca Nacional de París y créditos facilitados por la Banca Indosuez, en ambos casos entregados a cambio de diversas garantías.
Crédito hasta el final
La compañía UribItarte actuó a su vez, como fiadora de dos créditos, por importe total de 150 millones, concedidos por el Banco Pastor a Sodeco, SA. Esta última no es sino la empresa matriz de aquélla. En las oficinas de Sodeco en Madrid nadie da razón de la entidad desde hace un mes.
A su vez, Miguel Escudero había prestado garantía solidaria para un crédito del Banco de Gestión e Inversión Financiera -segunda marca del Banco Exterior- a Uribitarte, SA por importe de 303,9 millones.
Estas sumas fueron concedidas y retiradas pocos meses antes de que Escudero renunciara al control de Uribitarte, en favor de algunos de los acreedores, y abandonara España. Lo cual prueba que el promotor disfrutó de crédito prácticamente hasta el último momento.
Lo que desconocían los financiadores y avalistas es que la compañía Uribitarte había llegado a tener pignoradas acciones por un valor equivalente al 135% de su capital.
Según documentos en poder de este periódico, la aseguradora Fianzas y Crédito recibió en prenda las acciones números 3.001 a 24.748. Este acto se efectuó el 22 de marzo de 1991.
Pero la operación se completó con la entrega de una parte de esas mismas acciones -las números 10.000 a 17.500-, el mismo día, al grupo británico Baltic Trust PLC, en notaría distinta.
Cuatro meses después, el administrador de Uribitarte, Salvador Marín, certificó la celebración de una junta general, la la que asistieron todos los accionistas", en la que se concedieron poderes a Marín para afianzar a Sodeco, SA, empresa de Miguel Escudero, en un nuevo crédito de la Banca Indosuez. A la citada junta no fueron convocadas las entidades que tenían acciones en prenda.
Una de las claves de toda esta situación es el hecho de que, a pesar de la creciente descapitalización, la construcción del centro comercial y de oficinas en el viejo puerto de Bilbao avanzaba gracias a la financiación de Caja Postal y el apoyo al proyecto mostrado por PNV y PSOE, las principales fuerzas del Ayuntamiento bilbaíno.
Estas circunstancias, unidas a su presunta implicación en el fraude del IVA, configura un severo panorama de problemas jurídicos para Miguel Escudero y su administrador, Salvador Marín. Uno de sus acreedores está convencido, no obstante, de que "aún no sabemos ni el 10% de lo que ha sucedido".
Escudero se encuentra vinculado a entidades amparadas por el paraíso fiscal de la isla de Jersey. Una de ellas, denominada Kirk Dale Limited, es la titular de la mansión londinense donde Escudero ha residido hasta su detención, valorada en 170 millones de pesetas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.