Sobre los juzgados de familia
Es evidente que la justicia no funciona como debiera. Esto lo oímos en la calle, lo escuchamos en la radio, lo leemos en la prensa, lo confirman esas sentencias que levantan polémica y declaraciones explosivas de gente importante y, en fin, lo aprendemos definitivamente cuando por necesidad nos vemos inmersos en el engranaje judicial.Mi caso, que serán miles, ha de resolverlo uno de los juzgados llamados de familia. Se trata de un simple expediente de invalidez y tutela, sin problemas de ningún tipo, ya que se intenta conseguir que un juez conceda la tutela de un subnormal, con un 70% de minusvalía, a su hermana, por fallecimiento de su anterior tutor y para que la Seguridad Social, que es la que solicita esta tutela, siga pagando una pequeña pensión que este subnor-
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mal viene percibiendo hace ya muchos años.
Pues bien, este dificil caso lleva en el Juzgado número 10 de Barcelona, Sección 4ª, Expediente: 688/90, nada más y nada menos que año y medio, y siendo ya increíble tanta demora, resulta que, a pesar del tiempo transcurrido, no sabemos cuánto necesitará todavía el mencionado juzgado para resolver el trascendental y difícil caso expuesto.
Amparándome en esa cuarta parte de mi sueldo con que contribuyo, cada mes, para que el Estado resuelva muchos de mis problemas, y el de la justicia es uno de ellos, me creo con derecho a exigir que estos juzgados de familia funcionen con la agilidad necesaria para que estos casos humanos y de verdadera trascendencia social sean resueltos con la rapidez que el caso requiere, porque es demencial que se espere años a una tutela que exige la Seguridad Social para poder dar de comer a un desgraciado, simplemente porque el juzgado de familia, por lo que sea y no imputable a nosotros, no lo resuelve-
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