El sonido de las piedras
El pórtico de la Gloria comenzó a sonar. En estas pocas palabras podría sintetizarse el acontecimiento que el miércoles presidió la reina Sofía en la catedral de Santiago de Compostela.
Como en la descripción poética del arcipreste y en las policromías de las cantigas, aparecen en las piedras que tallara el maestro Mateo todos aquellos instrumentos que sin duda, entonces se fabricaban y tañían: organistrum, zanfoñas, cítaras, arpas y salterios; violas, flautas, bombardas, laúdes y percusiones.
La Fundación Barrié de la Maza, que busca y profundiza en todos los hechos y fenómenos de la cultura de Galicia, emprendió hace unos años la tarea que ahora corona: el estudio musical del pórtico, primero, y la construcción en forma de réplica de los instrumentos tan perfectamente. tallados, después.
Grupo Universitario de Compostela y Kalama Maya, de Oslo
Códice Calixtino; Cantigas de amigo, de Martin Kodax; Cantigas de Santa María, de Alfonso X el Sabio; Llibre Vermele, de Montserrat. Director: Carlos Villanueva. Catedral de Santiago de Compostela. La Coruña, 27 de noviembre.
Eran necesarias muy diversas colaboraciones como las de un musicólogo de la especialización de José López Calo -autor del libro La música medieval en Galicia-, la de un musicólogo-práctico como es Carlos Villanueva que teoriza, dirige y tañe y, quizá, lo más problemático de todo: dar con un conjunto de sabios artesanos, de diversa nacionalidad, españoles o extranjeros, que han trabajado el álamo, el abedul y el tilo, el cerezo, el boj, el olmo y el nogal; que han tersado las pieles y han sabido dar alma a todos y cada uno de los nuevos /antiguos, instrumentos utilizados.
Con ellos, el Grupo Universitario de Compostela y el Kalenda Maya, de Oslo, bajo la dirección de Villanueva, llenaron la catedral, repleta de público, con las músicas matrices de nuestra historia: el Códice Calixtino, las Cantigas de amigo de Martín Kodax, las de Santa María de Alfonso X el Sabio y el Llibre Vermell, de Montserrat.
Fidelidad
Las versiones tuvieron lo que mejor puede desearse: fidelidad dentro del relativismo que la lejanía histórica condiciona, cuestión muy disputada que trata ahora Villanueva en un pequeño ensayo, y actualidad. Cualquier impresión de cosa arqueológica desaparecía de nosotros ante las músicas, danzas y cantos, a lo profano y a lo divino, de seis y siete siglos atrás. Esto es la perdurabilidad: potencia de renacimiento y siempre renovada vigencia de la música.El mérito se debe, sobre todo, a la belleza de la misma musica, pero también a la labor de los transcriptores que, sobre cuanto hizo y publicó Mosen Higinio Anglés, han aportado connotaciones de práctica y estilo y a los cantores e instrumentistas reunidos en Santiago para este concierto singular, en el que se devuelve a la mudez de la piedra su sonido imaginario y testimonial.
Suena el pórtico de la Gloria y lo hace con naturalidad y ausencia de actitud vanidosa, pues entonces la música no había robado a lo sagrado ninguna cuota de divinidad. Empresas como ésta suponen un verdadero pronunciamiento cultural europeo.
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