El destino de la CE debe mantenerse abierto"
Tristan Garel-Jones, número dos en el Foreign Office británico, dice que después de Maastricht Londres sorprenderá al resto de la Comunidad Europea con una actitud mucho más entusiasta respecto a Europa.Pregunta. En vísperas casi de la cumbre, ¿les queda mucho por resolver?
Respuesta. Quedan algunas cuestiones. Primero, nosotros tenemos mucho interes en que Europa tenga una capacidad defensiva propia, basada en la Unión Europea Occidental (UEO). Creo que hay ya consenso en que la UEO sea la plataforma de esa defensa, pero hay divergencias sobre cómo encajarla con la OTAN y el Consejo Europeo. Nosotros creemos que debe ser independiente de ambas. Segundo, la política exterior: creemos en la necesidad de que los Doce estén cada vez más coordinados, pero no vemos la utilidad de que las decisiones se tomen por mayoría cualificada y no por consenso. La fórmula de la mayoría puede ser motivo de desacuerdos Y puede minar la efectividad de la diplomacia comunitaria, que viene funcionando muy bien bajo el sistema de responsabilidád colectiva.Tercero coincidimos, totalmente,con el canciller alemán Helmut Kohl en que debe aumentarse .la coordinación en materias como el terrorismo, la inmigración ilegal y el fraude internacional; sin embargo, nos parece que todos estos asuntos deben seguir siendo tratados de forma intergubemamental.
Respecto al Tratado de Roma, ya hemos concertado. cuál va a ser el mecanismo para una mayor participación del Parlamento Europeo, concediéndole la facultad de vetar determinadas decisiones; falta definir el alcance de ese poder de veto.
En cuanto al tratado de unión económica y monetaria, aunque hay ciertos puntos por pulir, es difícil imaginar que no haya acuerdo. La posición británica es comprendida por nuestros negocios: no queremos tomar la decisión de pasar a la tercera fase de la unión económica y monetaria hasta que se alcancen los puntos de convergencia acordados en el tratado.
P. El Reino Unido ingresó tarde en la CE, en 1975, y desde entonces ha mantenido una postura muy poco entusiasta.
R. El Reino Unido comparte con España el hecho de no ser socio fundador de la CE. Cada uno tiene su propia experiencia histórica. Y el Reino Unido es quizá el único país de la CE que en los últimos cien años no ha visto desaparecer sus instituciones democráticas una o dos vecés. Por eso el pueblo británico siente orgullo por sus instituciones y es menos aventuréro que otros ante los cambios constitucionales.
P. ¿Por qué les atrae tan poco la perspectiva de una Europa unida?
R. Lo que no es válido para nosotros es el concepto federal para Europa. Nos parece que el debate sobre el destino de la CE debe mantenerse abierto. Además, no estamos convencidos de que la colaboración por la vía intergubernaniental sea cualitativamente peor que la colaboración dentro de los mecanismos del Traíado de Roma. Nos parece, por ejemplo, que la política exterior común, iniciada hace sólo Cinco áños, ha sido y es un éxito. La labor conjunta de los Doce pesa cada vez más en el mundo.
Trabajo para varios años
P. ¿Por qué no es válido el federalismo?
R. Hay muchas personas en Europa seguras de que el destino final de la CE es federal, y piensan en una estructura única que se ocupe de todos los temas comunes: exteriores, justicia, etcétera. Nosotros, en cambio, pensamos que la CE es una experiencia constitucional sin precedentes, ya que no empieza desde cero, sino que cada uno aporta su tradición individual. No consideramos apropiado cerrar ahora el debate en favor del federalismo. Por eso nos gusta el tipo de Comunidad que se viene conformando, el formato de los pilares, en el que las políticas exterior, de justicia, etcétera, funcionan mediante mecanismos intergubernamentales, y en el que la de fensa va un poco por delante del resto en cuanto a unidad.
Los tratados de Maastricht nos darán trabajo para cinco o seis años, y durante ese tiempo pensamos participar con entusiasmo. Uno de los cambios que notarán nuestros socios después de Maastricht será que el Reino Unido jugará un papel protagonista en el desarrollo de las políticas comunes. Estamos decididos a conseguir,, por ejemplo, que la UEO tenga una fuerza efectiva y sea capaz de defender nuestros intereses más allá de las fronteras de la OTAN.
PParece existir algo más profundo que una simple diferencia. de opiniones cuando los británicos arremeten cotítra la "burocracia de Bruselas".
R. Un partido como eI mío ha de ser siempre receloso ante cualquier burocracia, sea la de Bruselas o la de Londres. Es una postura sana. Aunque yo creo que se exagera en la crítica contra la "burocracia de Bruselas". La CE necesita varios puntos de equilibrio: la Comísión, el Consejo, el Parlamento, cada uno de los Gobiernos... Es erróneo culpar a la Comisión de todos los pecados. Pero tiene usted razón al sugerir un 'cierto conflicto más profundo, colectivo, de tipo cultural. La burocracia continental, de tipo napoleánico, no encaja con el sistema británico.
P. Dentro de su partido, el Conservador, hay personas muy contrarias a la unión europea. La ex primera ministra Margaret Thatcher, por ejemplo. ¿Perjudican estas disensiones intemas la posición negociadora del Gobierno?
R. El Reino Unido es el país donde más se debaten los asuntos comunitarios. Y se discute con pasión. Desde el punto de vista del Gobierno, sería más cómodo que no existieran estas disensiones, pero ésta es una de las características de la democracia parlamentaria.
P. Pero las discrepancias. no están en el Parlamento, sino,en el Partido Conservador. ,
R. Es cierto que en los últimos años hemos asistido a un proceso de convergencia; entre los líderes del todos los partidos. El Partido Laborista, tras 20 años de anticomunitarismo feroz, ha dejado al fin de escribir notas de suicidio porque era un suicidio, y no otra cosa, la propuesta de abandonar la CE-, y ahora ha una cierta ,y coincidencia entre los conservadores, los laboristas y los liberales-demócratas. Eso no impide que dentro de los grupos parlamentarios siga habiendo minorías importantes que recelan de Europa.
Gibraltar en el siglo XXI
P. Una de sus ocupaciones en los últimos años ha sido la de hablar sobre Gibraltar con el Gobierno español. ¿Puede pensarse en algún Cambio si hay acuerdo en Maastricht?
R. He dicho ya que la situación actual me parece insatisfactoria para Gibraltar, para el Reino Unido y para España. Y he invitado al pueblo de Gibraltar a que abra un debate intemo sobre su porvenir de cara al próximo siglo. Mientras tanto, hay algo que está muy claro: el Reino Unido jamás aceptará un cambio en la situación de Gibraltar si no es apoyado por los gibraltareños. España no acepta esta condición sine qua non, pero para nosotros es -inalterable. Los españoles hablan de la última colonia de Europa, sin tener en cuenta que Gibraltar es británico,desde hace ya tres siglos, lo cual supone más historia que la que tienen tras sí algunos países de la Comunidad, y olvidan que la personalidad gibraltareña no es ningun invento y debe respetarse.
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