Carlos Menem pedirá responsabilidades a Renfe por su renuncia al ferrocarril Urquiza

El presidente de Argentina, Carlos Menem, considera irresponsable y poco seria la retirada de Renfe de la privatización del ferrocarril argentino de Urquiza y anunció que piensa exigir a la empresa española responsabilidades por vía judicial. Por su parte, la compañía ferroviaria se retira del proyecto "por tener serias dudas sobre la viabilidad del Urquiza debidas al cambio de las condiciones técnicas y financieras de la operación desde que ésta se planteó".

En una entrevista con periodistas españoles, Carlos Menem exclamó ayer: "Pero ¿ustedes creen que lo de Felipe González, que es uno de los líderes mundiales, es socialismo? ¡Nada que ver, absolutamente nada que ver!".Menem se mostró satisfecho con la marcha de la economía y de las privatizaciones en las que participan empresas españolas, salvo cuando salió a relucir el tema de Renfe. Esta empresa renunció a la adquisición del ferocarril Urquiza, que ya le había sido adjudicado. Sin pelos en la lengua, Menem dio rienda suelta a su indignación por la postura adoptada por Renfe.

Según Menem, la retirada es una mala jugada de Renfe. Nos hizo perder tiempo y recursos también". Menem no dudará en demandar a Renfe: "Por supuesto. A partir del convenio correspondiente de la licitación, haremos los reclamos judiciales correspondientes. Mientras tanto hemos perdido casi un año y tenemos que llamar de nuevo a licitación. Por culpa de Renfe, por falta de seriedad y de responsabilidad".

Un periodista le preguntó por las excusas presentadas por Renfe. Menem replicó: "Ninguna". Según aseguró, en Renfe dicen que variaron las condiciones desde que se llamó a licitación, la adjudicación, que los títulos de la deuda externa crecieron en cuanto su cotización y entonces el negocio no es negocio. Esto lo tenían que haber pensado antes".

La compañía española explicó ayer en un comunicado que efectivamente se retiraba de la operación al considerar que las condiciones tanto técnicas como financieras habían variado desde que ésta se planteó. "En los últimos meses se ha producido una sustancial disminución de la cuota de mercado captada por el ferrocarril Urquiza, cuyas. perspectivas de recuperación destilan escaso optimismo", explica Renfe.

A este aspecto, se suma, según Renfe, "la necesidad de replantear la estructura financiera del plan de inversiones, menos favorable con respecto a la previsión inicial por la modificación del contexto económico en el tiempo transcurrido desde entonces".

Ante el argumento de que él mismo había reconocido en Estados Unidos que los ferrocarriles son un negocio ruinoso, Menem replicó: "¿Y Renfe sabía o no eso?" Y añadió: "Para nosotros, para el Estado argentino es ruinoso, ¿cómo no va a ser ruinoso un sistema ferroviario que pierde dos millones de dólares por día?. ¡Por dios!, por eso estamos privatizando".

Menem, también se refirió al monto de la reclamación que se piensa presentar a Renfe. Respondió que todavía no se ha valorado el daño causado. Se mostró contento de las restantes privatizaciones y recordó que "España es el país que más inversiones ha realizado en la República Argentina".

Sobre la privatización de los teléfonos, Menem dijo que "España se quedó con Entel. Nosotros nos sacamos 50.000 empleos de arriba y por lo menos ahora los teléfonos pagan impuestos en Argentina.

Cuando estaban en poder del Estado argentino, no pagaban impuestos, porque decían que a ellos no les pagaba la administración pública nacional las cuentas del teléfono. Gas del Estado no le pagaba a Entel, porque decía que Entel no le pagaba el gas". El problema es que todo "era un verdadero desastre". Ninguna empresa de las que han privatizado pagaba antes impuestos.

Ahora, tras la privatización, se han conseguido eliminar cerca de 100.000 empleados del Estado nacional y esas empresas están pagando impuestos puntualmente".

A la objeción que hacen algunos de que el gobierno actual está vendiendo el país, Menem replicó: "Son los nostálgicos. Ésta es una retórica que ya no prende en la comunidad argentina". Son los pocos sectores de la ultraizquierda que quedan todavía con vida, desde el punto de vista político, en nuestro país.