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Helmut Kohl recibirá hoy a Yeltsin en Bonn con honores de jefe de Estado

Borís YeItsin llega hoy a Bonn con la clara intención de convencer a Occidente de que él, y no Mijail Gorbachov, es el hombre con quien hay que contar en todo lo que se refiere a Rusia y, por extensión, al desmoronado imperio soviético. De momento ha conseguido ser recibido con honores de jefe de Estado, bandera, himno y parada militar incluidos. La sombra de Gorbachov, sin embargo, le perseguirá sin duda en su primera salida al exterior tras el fracasado golpe de Estado de agosto, que obligó a Occidente a revisar su valoración del líder ruso.

Los alemanes, tal y como reconoció el portavoz de la cancillería, no saben todavía cuál es el himno ruso y dudan sobre la bandera a utilizar, pero harán todo lo que esté en su mano para conseguir que Yeltsin no se sienta infravalorado con respecto a Gorbachov. Pero el presidente de la Federación Rusa no podrá, como hubiera querido, traerse consigo a Erich Honecker como regalo a sus anfitriones, de los que espera una sustanciosa ayuda económica que Bonn no parecemuy en condiciones de conceder.El programa que le han preparado en Bonn para sus tres días de estancia en Alemania corresponde, ciertamente, al de un gran estadista y no desmerece del que siguió su némesis durante su triunfal visita de 1989. No parece, sin embargo, que vaya a encontrar en la calle el mismo calor popular que acompañó hace dos años al líder soviético.

Hay, además, una clara contradicción entre las pretensiones de Yeltsin de ser reconocido como el presidente de Rusia y las de Occidente -y de Bonn en particular- de hacerle responsable personal de que la vieja URSS no se descomponga en decenas de minirrepúblicas mal avenidas. En este sentido está claro que el canciller Helmut Kohl y la práctica totalidad de políticos y personalidades con las que se entrevistará quieren conseguir su compromiso de que salvará algún tipo de estructura confederal entre las repúblicas y de que mantendrá ciertos poderes centralizados.

Yeltsin ha querido dejar claro que no viene a Alemania a mendigar, pero no ha conseguido que le crean demasiado. Así lo decía en una reciente entrevista con el semanario Der Spiegel, en la que advertía contra la posibilidad de que la carencia de alimentos y calefacción pudiera provocar motines y algaradas. Yeltsin admitía con prudencia que era necesario "saber qué es lo que podemos esperar de los aleníanes". Lo más importante, de todos modos, será conseguir que el Gobierno alemán conceda finalmente las garantías a los créditos industriales, cosa que Bonn no se decide a hacer, precisamente porque las instituciones financieras desean que se mantenga algún tipo de centro de decisiones para entregar su dinero a lo que queda de la URSS.

El programa, como se verá, es exhaustivo. Yeltsin llega hoy al aeropuerto militar de Colonia en torno al mediodía y se alojará en la nueva residencia de Petersberg, sobre el Rin, para jefes de Estado. A las dos de la tarde será recibido oficialmente, con banda de música y honores militares, por Helmut Kohl en la cancillería, con quien se entrevistará a continuación. Por la tarde ofrecerá una conferencia de prensa y después tiene previstos encuentros con el líder de la oposición socialdemócrata, Bjorn. Enholm; el ministro de Hacienda, el socialcristiano Theo Waigel, y el presidente de los liberales, el conde Otto Lambsdorff, para cenar de nuevo con Kohl.

El viernes se entrevistará con el ministro de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, y después con el líder de los comunistas renovados, Gregor Gysi. Almorzará con el presidente de la República, Richard von Weizsecker, y por la tarde se entrevistará con la presidenta del Bundestag, Rita Süssmuth, y el ministro presidente de Renania-Westfalia, el socialdemócrata Johannes Ráu, antes de abandonar Bonn con destino a Stuttgart.

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