Boadella dice que Colón debió estar loco "para ir de putas a 10.000 kilómetros"
Els Joglars estrenan su visión de la Conquista
El último espectáculo de Els Joglars, Yo tengo un tío en América, se estrena hoy en el Teatro Municipal de Gerona. El montaje, un encargo del Quinto Centenario, aborda el tema del Descubrimiento desde una óptica muy singular: la acción transcurre en un manicomio donde los internos, en el curso de una terapia de psicodrama, asumen el papel de indígenas americanos y los psiquiatras el de conquistadores españoles. El único personaje catalán de la pieza es un instrumentista de tenor autista que toca sardanas. "Mi mirada sobre el Descubrimiento está muy próxima a esa situación demente de partida" dice Boadella; "pienso que hay que estar muy loco para ir de putas a 10.000 kilómetros de distancia".
"No creo que los del Quinto Centenario vayan a escandalizarse por lo que hemos hecho", reflexiona Boadella; "nos dieron libertad absoluta siendo plenamente conscientes de qué tipo de teatro es el nuestro. Estaba claro que no íbamos a hacer una glosa de Pizarro -un asesino-, y que iba a haber crítica. Y no parece que les importe; al fin y al cabo, fray Bartolomé de las Casas también ejerció esa función de crítica al inicio de la conquista".Sí ha habido "una pequeña mala experiencia" con la Expo: "No participaremos; estaremos antes en Sevilla, pero no durante la Expo. Se nos vetó y no hemos insistido; también el anterior equipo del Ministerio de Cultura mostró reticencias ante el hecho de que se nos encargara un espectáculo. En el mundo del funcionariado aún causamos un absurdo terror".
No obstante, Boadella considera que la sociedad española en su conjunto "ha asumido ya perfectamente la función social de Els Joglars como necesaria y positiva". ¿No le apena eso? "Bueno, estamos en una sociedad que ha asumido hasta el terrorismo; la capacidad de absorción hoy es tan grande...".
Resulta curioso oír al iconoclasta director de Els Joglars hablar de terrorismo y con tono grave. "Es cierto, hago menos chistes, me vuelvo viejo. En fin, cada cosa tiene su momento. Mis espectáculos siguen siendo irónicos, sarcásticos, pero sin el nivel de juerga salvaje y desmadre de antes. Es una cuestión fisiológica". De todas formas, dice, "que nadie se confíe, no pienso volverme serio. Lo único que nos diferencia del animal, y que yo no pienso perder, es el sentido de humor".
Flamenco
De Yo tengo un tío en América, Boadella dice que es un espectáculo "esquizofrénico". El nuevo espectáculo "participa estructuraImente de cierta demencia, que es la misma del mundo en el que se adentra; no sigue una estructura racional, sino sensorial, rnediante el uso de elementos de ritmo, el más espectacular de los citales es el flamenco"."Los ocho locos protagonistas están todo el rato en escena", indica el director, "y lo que el espectador ve es el proceso de terapia que van sufriendo por parte de los psiquiatras que entran y salen de escena. La primera media hora les aplican el psicodrama, y, a partir de ahí, los locos se constituyen como tribu. Luego, a través de los los personajes más visionarios del grupo, que confunden a los médicos con conquistadores, el público adopta la visión del loco y vemos ya a los psiquiatra como personajes del siglo XVI con corazas, cascos... Hay una línea de escenificación de la con quista, siempre desde la óptica de los locos, y otra de desarrollo de las situaciones psiquiátricas; un doble juego. Los indígenas-locos son obligados a bailar pasodobles, lo que es a la vez una terapia y una imposición cultural".
Babelia
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