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Crítica:JAZZ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cargar las tintas

El primer encuentro del público madrileño con el Art Ensemble of Chicago se remonta al 14 de marzo de 1980. Entonces el teatro se llenó, a pesar de que era un grupo poco conocido. Ahora ha vuelto a cubrir el aforo, pero precisamente por ser bien conocido. Este año cumple nada menos que 25 años y, para celebrarlo, los músicos que lo componen apelan a la tradición del riesgo y se reúnen con un pequeño coro masculino llamado Amabutho. Sus seis miembros proceden de Soweto y tienen la misión de abrir el concierto y preparar el terreno durante la primera media hora. Lo preparan bien. Salen con todos los complementos africanos deseables, cantan simpáticas canciones y piden al público que olviden sus verdaderas nacionalidades y se transformen en zulúes.Los vistosos adornos y las pieles de leopardo por doquier ambientan adecuadamente y están a punto de obrar el milagro, pero pierden cierta credibilidad cuando se repara en el calzado deportivo que llevan. Tras el descanso salen los de Chicago. Con menos recursos instrumentales que en otras ocasiones, dedican el repertorio a temas conocidos de su periodo ECM, como Prayer for Jimbo Kwesio y New York is full of lonely people.

Art Ensemble of Chicago + Amabutbo

Lester Bowie (trompeta), Joseph Jarman y Roscoe Mitchell (saxos y percusión), Malachi Favors (contrabajo) y Don Moye (batería). Amabutho (voces). Teatro Alcalá. Madrid, 13 de noviembre. Aforo: lleno. Precio: 2.000 y 2,500 pesetas.

Lester Bowie extrae de su trompeta efectos que van del llanto del bebé al desagüe de cañerías; Don Moye despliega la exótica paleta de colores de su batería; Joseph Jarman y Roscou Mitchell aportan desde sus saxofones el matiz intelectual, y Malachi Favors hace funcionar el conjunto desde su injustamente oscura posición de contrabajista.

No hubiera importado escucharles a ellos solos hasta el final, pero había que justificar la reunión y volvieron a aparecer los de Soweto. Así las cosas, restaba por ver una mezcla todavía inconsistente que tuvo su mejor momento en el tema Odwalla, frenado en seco incomprensiblemente por Bowie cuando empezaba a levantar vuelo. Lo demás, tirando a vulgar. La estética del Art Ensemble ya tiene sobrada dosis de africanismo como para encima cargar las tintas sobre él.

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