_
_
_
_
EL FUTURO DEL PACTO ATLÁNTICO

González insiste en la necesidad de preservar la cohesión en la antigua Unión Soviética

RomaEl presidente del Gobierno español, Felipe González, insistió ayer en Roma, en la cumbre de la OTAN, en la necesidad de preservar la cohesión de la antigua Unión Soviética, aunque no consiguió que esta referencia figurase en el comunicado final. Por otra parte, y como estaba previsto, los 16 socios de la Afianza formularon un solemne llamamiento, a la URSS y sus repúblicas en el que les instan a evitar la proliferación nuclear y a colocar todas sus armas atómicas bajo una autoridad única. Francia se disoció de esta formulación, sobre la que España mantuvo una reserva hasta el último momento.

Más información
Propuesta para reforzar el papel de la CSCE
Cooperación sin violencia

A lo largo de los seis párrafos del texto, los 16 jefes de Estado o de Gobierno de la OTAN piden primero a las autoridades de la Unión Soviética, "a todos los niveles" que "respeten, ratifiquen y pongan en práctica los acuerdos internacionales firmados por la Unión Soviética" en materia de desarme nuclear y convencional."Solicitamos insistentemente a todas las autoridades", prosigue el llamamiento, "que se abstengan de cualquier acción susceptible de acarrear la proliferación de las armas nucleares o de cualquier otro medio de destrucción masiva". Los 16 se felicitan, además, de la intención de los dirigentes soviéticos de colocar tales armas bajo una autoridad única" y les piden medidas para impedir "la exportación de tecnologías nucleares".

Tanto el presidente francés, François Mitterrand, como el jefe del Gobierno español, Felipe González, no tienen nada que objetar a esas solicitudes. "Estamos también muy preocupados", reconoció el primero en el curso de una conferencia de prensa. "Hay que saber quién manda, quién decide y dónde están situadas las fuerzas nucleares en la URSS, añadió.

Si Mitterrand se abstuvo de suscribir el texto "caído del cielo", pero no se negó a su publicación, es porque, según explicó, tiene tintes de sermón. "No hay que multiplicar consejos. No somos los preceptores de los países fuera de la Alianza; no tenemos una misión evangélica".

Las críticas del jefe de Estado francés se referían a párrafos del llamamiento en los que se anima, en términos tachados de paternalistas, a la Unión Soviética y sus repúblicas a promover la democracia "mediante elecciones libres y honradas" y se les dan consejos económicos. "La visión francesa es que la Alianza no debe tener ninguna dimensión política", afirmó González, interpretando la posición de Mitterrand.

El presidente de Estados Unidos, George Bush, se esforzó en restar importancia a la actitud francesa en la conferencia de prensa con la que concluyó su estancia en Roma. Aunque reconoció que existían "matices" y "no disensiones" entre París y Washington, Bush, que ayer por la mañana se entrevistó con Mitterrand, insistió en que "Francia sigue apoyando la presencia norteamericana en Europa".

Las razones de la reserva de Felipe González fueron de otra índole. Hasta el final del debate el jefe del Ejecutivo hizo hincapié en que, según señaló también en una conferencia de prensa, "el documento de referencia [sobre la Unión Soviética] debía expresar la necesidad de nexos de unión entre las repúblicas". "Para la estabilidad de Europa es importante que se mantenga un vínculo de unión".

Pregunta retórica

Para ilustrar su argumento el presidente puso un ejemplo: "¿Sería posible, si no existiera la unión, una propuesta operativa de desarme como la que hizo Bush [en octubre] y la rápida respuesta del presidente Mijaíl Gorbachov?". "Si no subsiste la unión, son nueve o, al menos, tres o cuatro las repúblicas que deben contestar". "El proceso sería extraordinariamente complicado". "Se crearía una situación de tal naturaleza que se pararía el proceso de desarme". El llamamiento de la OTAN no hace, sin embargo, ninguna mención al famoso nexo de unión. Todo lo más alienta a lo que que-da del poder central y a las repüblicas a "progresar en la vía de la cooperación". También respalda "el desarrollo de políticas económicas que favorezcan los intercambios y la cooperación entre las repúblicas".

La diplomacia española nunca se ha querido caracterizar en la Alianza Atlántica por poner notas a pie de página, como han hecho en repetidas ocasiones Grecia y Francia, disociándose de las declaraciones aceptadas por una amplia mayoría. En consecuencia, el presidente del Gobierno español suscribió el texto, aunque después no dejara de ponerle varios reparos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_