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La pugna dentro de la URSS pone en peligro el desarme, según González

España considera conveniente que exista un nexo político entre las distintas repúblicas soviéticas, porque si comienza una pugna entre ellas en materia de defensa, se pondrá en peligro toda la política de desarme nuclear y convencional que está ahora en marcha en la Alianza Atlántica. Así lo explicó el presidente del Gobierno, Felipe González, en el acto de inauguración del 29 Congreso de la Asociación de Periodistas Europeos, celebrado ayer en Madrid.

González defendió vivamente la necesidad de que el nuevo Tratado hacia la unión política europea, que deberán discutir -y en su caso aprobar- los jefes de gobierno de los Doce el próximo mes de diciembre en Maastricht (Holanda), contenga un apartado sobre la política exterior y de seguridad común. "La Comunidad", aseguró, "tiene más vínculos económicos con Israel que el mismo Estados Unidos y sin embargo no ha jugado el papel de patrocinadora en la Conferencia de Madrid precisamente porque no tiene los instrumentos necesarios para implementar una política exterior común. La voz de Europa se diluye y pierde influencia".El presidente del Gobierno español dijo que en el seno de la CE se plantean dos debates falsos: si es prioritario ampliar la Comunidad o profundizar sus mecanismos de unión y si la seguridad europea es incompatible con el vínculo atlántico (es decir, con Estados Unidos) plasmado en la OTAN. Reconoció que no será fácil evitar malos entendidos, defendió que el proceso de transformación de la Alianza se haga "con gran calma" y calificó de "delicada" la cumbre aliada que tendrá lugar esta semana en Roma porque, dijo, "hay que evitar que esa reunión imposibilite la de Maastricht". González criticó indirectamente la recelosa postura británica, opuesta a la inciativa franco-alemana de utilizar la Unión Europea Occidental (UEO) como instrumento para el desarrollo de la política de seguridad.

Felipe González explicó que la caída del muro de Berlín y los últimos acontecimientos ocurridos en Europa provocaron gran alegría pero también desazón, "porque el viejo orden tenía unas reglas de juego establecidas, lo que hacía más cómoda la política". "Los países occidentales disfrutaban de la democracia y del desarrollo y se sentían en el menos malo de los mundos; los países de la Europa oriental", prosiguió, "sienten ahora una gran angustia porque quieren integrarse en una estructura europea que les dé seguridad y les permita encuadrar su desarrollo".

"El punto de referencia -dijo más adelante el presidente del Gobierno- sigue siendo la CE. La vieja Europa está llena de instituciones pero ninguna de ellas cubre las aspiraciones de los países no comunitarios". La Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea (CSCE), por ejemplo, podía ser un buen "paraguas" pero carece de solidez para ofrecer los vínculos y garantías que esos países desean.

González, que aseguró que la principal amenaza para Europa sería la "renacionalización" de las políticas exteriores, pidió que, si existe acuerdo en Maastricht, se inicien inmediatamente las negociaciones con algunos de los países que han pedido ya el ingreso en la CE, como Austria y Suecia, sin necesidad de esperar a que los Parlamentos de los Doce ratifiquen el Tratado. Para los antiguos países "del Este", cuya integración consideró momentáneamente imposible, pidió que se establezca un mecanismo de consultas políticas, de forma que se sientan incluidos en el debate sobre la nueva Europa.

El presidente se mostró moderadamente optimista sobre las posibilidades de éxito en Maastricht y aseguró que existen ahora más puntos de acuerdo sobre la unión económica y monetaria que sobre la política.

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