El meollo de la negociación

Cuando israelíes y palestinos afronten el contenido real de la negociación bilateral, estas serán las cuestiones del orden del día: ¿Cómo elegir el consejo autónomo palestino, mediante una selección acordada con la OLP, como se eligió la delegación palestina enviada a Madrid, o mediante elecciones en Cisjordania y Gaza? Israel y los palestinos de los territorios ocupados preferirán, sin duda, las elecciones.

¿Hasta dónde se retirarán las tropas de ocupación israelíes? ¿Saldrán de pueblos y al deas o sólo de las grandes ciudades? ¿Quién nombrará a la policía?

¿Cual será la fuente de autoridad del régimen autonómico? Es decir, si hay divergencias sobre las prerrogativas del consejo autónomo palestino, ¿quién las resolverá? Los palestinos quieren una autoridad neutra, ora un alto comisario de la ONU, ora un triunvirato americano-soviético-europeo. Ni hablar, responden losisraelíes. Aparte de la ocupación militar de Cisjordania y Gaza, Israel es el poder soberano que, administra estos territorios y los gobernadores generales de las dos regiones son la única fuente de autoridad. Aceptar la tesis palestina significaría colocar estos territorios bajo la jurisdicción de la ONU o de otro poder extranjero.

El problema de la tierra. ¿Podrá el consejo autónomo palestino destinar tierra estatal a la construcción de carreteras o escuelas y confiscar una tierra privada para esos fines? Confiscar un terreno perteneciente a un palestino, sí. Uno perteneciente a un judío, no, dicen los israelíes. Y añaden: imposible tocar los terrenos estatales, es decir, la tierra controlada por Israel. En el mismo contexto de la tierra, los palestinos exigen la congelación de los asentamientos judíos en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este mientras dure la negociación y durante los cinco años del régimen de autonomia para no perjudicar la fu tura situación legal con hechos consumados antes del acuerdo sobre la situación permanente y jurídica de esos territorios. Israel rechaza esta exigencia.