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Boyle publica la novela de "la búsqueda metafórica" de sus raíces

El escritor admite la influencia de García Márquez y Borges

Thomas Coraghessan Boyle tiene aspecto de rockero desgarbado. Nació en Nueva York en 1948, pero confiesa 22 años. Ahora vive en Los Ángeles, tiene tras de sí un pasado a medio camino entre lo hippy y el trauma de Vietnam (de lo primero quedan algunas secuelas en su rostro, y más concretamente en su alocado pelo) y ha publicado cuatro novelas y tres libros de relatos. Faulkner es su ídolo, y ha visitado Barcelona para presentar la novela El fin del mundo (Anagrama), "búsqueda metafórica" de sus raíces.

Thomas Coraghessan Boyle llegó a Barcelona, como no podría ser de otro modo, vía Amsterdam. Fue algo así como un viaje histórico a la inversa, ya que en El fin del mundo Boyle se sumerge, precisamente, en el pasado de Nueva York hasta remontarse, en una serie de saltos generacionales, al siglo XVII, cuando los holandeses aún dominaban el valle del Hudson. "Este libro de El fin del mundo viene a ser como una búsqueda metafórica de mis raíces", manifestó Boyle. "Crecí en Nueva York, en el valle del Hudson, que era en siglos pasados una colonia holandesa. Sin embargo, como solía suceder con la mayoría de los miembros de mi generación, en mi juventud no me importaba nada la historia, y este libro es, en cierto modo, mi penitencia por mi ignorancia de aquellos años".

Precisó Boyle, tras un somero repaso a sus curiosos antepasados: "No puedo rastrear mis orígenes como hacen muchos europeos y, en lugar de esto, decidí escribir una novela y buscar un pasado metafórico".

Tres generaciones

En El fin del mundo, Boyle se sumerge en un a veces divertido y a veces trágico repaso de tres generaciones de origen holandés, con una visión que confesó "determinista" de la historia. Boyle se manifestó muy satisfecho de que su obra, traducida ya a distintos idiomas, llegue por fin al público español. "Cuando empecé a escribir", explicó, "estuve muy influido por autores suramericanos, como Cortázar, Borges, Vargas Llosa o García Márquez, y en este libro de El_fin del mundo puede verse parte de esa influencia".

En una reciente encuesta del semanario francés Le Nouvel Observateur, Boyle, que está en posesión del Premio Faulkner, fue clasificado, junto con Richard Ford, Thomas McGuane y Paul Auster, como uno de los escritores más dotados en de la literatura actual norteamericana.

"Tengo afinidades con la obra de Auster", confesó, "y también con la de Ford, que es amigo mío, pero lo de agrupar a escritores es un trabajo que corresponde a los críticos".

Boyle manifestó en Barcelona que, junto con otros autores, como John Barth o Thomas Pynchon, había reaccionado contra la escritura realista de las últimas décadas. "Las novelas, para mí, no representan la vida", explicó el autor de El fin del mundo, "son un ejercicio de la imaginación".

Anagrama publicará próximamente East is East, la última novela de Boyle, en la que se introduce en un paisaje africano. En su primera novela, Water music, ya realizó Boyle una incursión africana, para acompañar al escocés Mungo Park en el descubrimiento del río Níger, y en la segunda, Budding prospects, realizó una divertida visión de los sueños de riqueza de una comunidad hippy.

Después de los escritores Boyle y Harold Brodkey, y dentro del ciclo dedicado por el Instituto de Estudios Norteamericanos a la narrativa actual de Estados Unidos, con la colaboración de las editoriales Anagrama y Ediciones B, participarán en los próximos meses los autores Joy Harjo (18 de febrero), Allan Gurganus (5 de mayo) y Sandra Cisneros (19 de mayo).

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