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Milosevic y Tudjman, dispuestos a conversar

La tercera sesión plenaria de la Conferencia de Paz sobre Yugoslavia se saldó ayer con un nuevo rechazo de Serbia al arreglo político planteado por la CE en forma de libre asociación de repúblicas soberanas e independientes. En Titogrado, sin embargo, después de estar reunido durante toda la noche, el Parlamento montenegrino dio luz verde al presidente de esta república, Momir Bulatovic, para buscar una solución pacífica basada en las propuestas comunitarias. Montenegro, que estaba integrado en el bloque serbio de la presidencia colegiada, no asistió a la reunión de La Haya en la que los presidentes de Serbia y Croacia, Siobodan Milosevic y Franjo Tudjman, respectivamente, aceptaron iniciar conversaciones bilaterales.

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"Es incorrecto decir que en La Haya se esté negando la existencia de Yugoslavia", precisó el primer ministro montenegrino, Milo Djukanovic, en claro desafio a la política oficial serbia. La interpretación oficial serbia de los documentos propuestos en La Haya parte del hecho de que Yugoslavia no existe, y por lo tanto los desaprueba.El ministro federal de Defensa, Veljko Kadijevic, fue el gran ausente de La Haya. El bloque serbio de la presidencia colegiada yugoslava (Serbia y sus dos provincias -Kosovo y Volvodina- y, hasta ayer, Montenegro) tampoco acudió a la conferencia.

La decisión montenegrina de buscar una vía propia en el caos yugoslavo y convocar un referéndum sobre el tipo de lazos políticos que esta república establecería con otras deja a Serbia completamente sola, cuando Sandzak, enclave de población musulmana que abarca varias ciudades del suroeste de Serbia y del norte de Montenegro, inicia un referéndum a favor de su autonomía política.

Poco antes de que comenzara este tercer plenario, Carrintong y Milosevic mantuvieron una reunión en la que el mandatario serbio precisó que la falta de consideración de Yugoslavia como Estado en el documento comunitario sólo puede aumentar la tensión. "Los que aún desean vivir en ella no han sido escuchados y eso representa una clara descriminación".

Por otra parte, el presidente Françoís Mitterrand y el jefe del Gobierno espanol, Felipe González, firmaron ayer en Madrid un comunicado en el que instan al respeto del alto el fuego en Yugoslavia y en el que, por primera vez, el jefe del Ejecutivo español se pronuncia por escrito a favor del derecho a la autodeterminación de los pueblos yugoslavos, informa Ignacio Cembrero.

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Entre la destrucción y la tregua

"La cúpula militar irá hasta el final. Se rendirán o les destruiremos", señaló ayer el subcoronel Kostadin Koprivica al explicar la estrategia del ejército federal yugoslavo en su marcha hacia Dubrovnik. Sin embargo, en la tarde de ayer, el propio ejército federal decretó el fin de las operaciones en Dubrovnik señalando que habían "cumplido sus objetivos". En unas declaraciones recogidas por la agencia Tanjug, el almirante Miodrag Jokic señaló que la armada yugoslava había tomado bajo su control "los principales focos de resistencia de Ivanice y Brgata", en las cercanías de Dubrovnik."Los ataques contra las ciudades de Dubrovnik y Vukovar, donde no hay serbios que proteger ni guarniciones que liberar, muestran que sólo el ejército federal es responsable de lo que está pasando", declaró el presidente de la Conferencia de Paz sobre Yugoslavia, el lord Carrington.

"El general Kadijevik [ministro de Defensa federal] siempre ha asegurado que respetaría los acuerdos políticos y de alto el fuego. Ahora está claro que se inclina del lado que beneficia a la presidencia federal controlada por Serbia", subrayó Carrington, al criticarle por no haber asistido a la reunión de La Haya.

Ayer hubo un nuevo ataque de la artillería federal contra Dubrovnik, en el que se produjeron daños en el casco viejo, según la televisión croata, que dio cuenta de nuevos combates en diversas zonas de la república que provocaron 10 muertos y 40 heridos. La marina federal yugoslava prohibió ayer entrar en el puerto de Dubrovnik al barco Slavia, que llevaba a un grupo de observadores de la Comunidad Europea y ayuda humanitaria para los habitantes.

Las Fuerzas Armadas croatas están atrincheradas en la zona antigua de Dubrovnik. El ejército federal, cuya estrategia contra esta ciudad sigue siendo una incógnita para la opinión pública internacional, parece determinado a establecer en ella un Gobierno militar. Así lo hizo en Cavtat, un pueblo mediterráneo a 20 kilómetros de Dubrovnik.

Cavtat fue "liberado" por el ejército federal. La población local está indignada: los militares les venden comida y gas además de organizar la vida política. Los civiles callan su descontento, pero ninguno de ellos ha aceptado la propuesta de los militares para formar un Gobierno títere. Dubrovnik corre el mismo destino: se salvaría si permite la entrada del ejército federal. De momento, la población civil abandona la ciudad y no se sabe con quiénes cuentan los diseñadores del plan de conquista.

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