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Más de 400.000 franceses contaminados de hepatitis y sida por transfusiones

El diario francés Le Monde, publica hoy una información en la que se precisa que el número de personas cuya sangre ha sido infectada por sida y hepatitis a través de transfusiones supera, en Francia, la cifra de 400.000. La afirmación se basa en un documento inédito del Centro Nacional de la Transfusion Sanguínea al que dicho diario ha tenido acceso. Ayer se supo también que tres ex altos responsables de dicha entidad han sido procesados.

Como culminación del desprestigio del Centro Nacional de Transfusión Sanguínea (CNTS) y de los sistemas de seguridad empleados por la sanidad gala en relación con las tranfusiones sanguíneas en los años ochenta, ayer fueron detenidos el doctor Garretta, hasta hace muy poco director del CNTS, y los doctores Jacques Roux y Robert Netter, el primero de ellos, ex director general de la Salud y el segundo, ex director del Laboratorio Nacional de la Salud. Según la juez de instrucción, Sabine Foulon, el doctor Garretta pudiera haber infringido un artículo de 1905 que castiga a quienes engañan a los consumidores. Michel Garretta no habría advertido a quienes se servían de productos sanguíneos del CNTS de los riegos inherentes a toda transfusión.

El documento dado ahora a conocer, titulado Morbilité virale transfusionelle, fechado el 11 de agosto de 1989, está firmado por el doctor Michel Garretta, e iba destinado al director general de la Salud y a un consejero del ministro de Asuntos Sociales.

Las enfermedades difundidas a causa de la utilización de sangre o de productos sanguíneos no debidamente esterilizados, son, básicamente, el sida y las distintas variantes de hepatitis. El doctor Garretta calculaba, en 1989, que cada año acudían al CNTS entre 50 y 100 donantes contaminados por el virus del sida y que, en 1989, vivían aún alrededor de 3.600 personas contaminadas por el citado virus después de una transfusión. Según el doctor Garretta muchas de las víctimas ignoran su estado y "en muchos casos ignoran incluso que fueron objeto de una transfusión".

Falta de garantías

Hasta ahora se había hablado en Francia de los varios miles de hemofílicos que habían contraído el sida debido a la falta de garantías de los productos utilizados por el CNTS. Este documento amplía enormemente el alcance cuantitativo de las responsabilidades del CNTS. El número de hepatitis C causado por las transfusiones se eleva, siempre según el documento, a 360.000 y el de hepatitis B a unas 45.000 personas. El doctor Garretta cree que del total de ambas cifras unas 230.000 personas se convertirán en enfermos crónicos de hepatitis y entre 23.000 y 46.000 sufrirán cirrosis. La información ratifica todas las críticas de que ha sido objeto el CNTS por su tardanza en adoptar un procedimiento de esterilización de la sangre contra el virus del sida y por el hecho de que, incluso una vez adoptado, los hemofílicos continuasen recibiendo sangre de stocks contaminados.

El escándalo, que finalmente le costó el cargo al doctor Garretta, parece que se amplía, así como su dimensión económica, ya que los tribunales han dictaminado ya que los centros responsables de contaminación por transfusión abonen a las víctimas o a sus familiares cantidades que oscilan entre 600.000 y dos millones de francos (entre 12 y 40 millones de pesetas, aproximadamente).

Además, dado que desde 1971 era obligatoria la esterilización de la sangre contra el virus de la hepatitis B, resulta incomprensible que el doctor Garretta admita 9.000 casos anuales de contaminación por dicha variante de hepatitis. Según Garretta esos 9.000 nuevos enfermos vinieron sumándose a los existentes desde, como mínimo, 1980 y hasta la fecha de redacción del documento, sin que el CNTS lograse evitarlo.

Se calcula que entre el 1,2% y el 4,3% de los donantes de sangre que acuden al CNTS están infectados por los virus del sida o de la hepatitis.

Según la juez, es preciso aclarar las responsabilidades del ex director del CNTS, ya que, si bien sabía que parte de la sangre que se utilizaba estaba contaminada por el virus del sida, queda por precisar hasta qué punto se conocía en su momento las consecuencias de servirse de sangre en tales circunstancias. Y si Garretta se arriesga a una pena que, en el caso de ser considerado culpable, oscila entre los seis meses y los cuatros años de cárcel, los doctores Roux y Netter, "por no asistencia a personas en peligro" pueden ser condenados a entre tres meses y cinco años de cárcel.

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