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Demirel asegura que podrá formar un Gobierno de coalición en Turquía

"El pueblo turco ha votado por una coalición y yo la formaré" dijo ayer el veterano líder del conservador Partido de la Recta Vía (DYP), Suleimán Demirel, al anunciar los resultados finales de las elecciones del domingo, que suponen el adiós definitivo al gobierno monocolor del Partido de la Madre Patria (ANAP). No fue posible la mayoría absoluta, pese a un sistema electoral que prima -más allá de lo que en Occidente se considera razonable- al partido mayoritario. La coalición, que recuerda la inestable década de los setenta, es inevitable.

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ENVIADA ESPECIAL, El nuevo Parlamento contará con cinco grupos (antes eran tres). Está claro que Demirel será el nuevo primer ministro, pero falta saber quién o quiénes serán sus socios. Los pesimistas podrían temer que, con la vuelta de la inestabilidad política y el incremento del terrorismo en el Kurdistán, la gestión de Demirel, que parece haber aprendido mucho durante su última "travesía del desierto", después del golpe de 1980, estará bajo el ojo vigilante de los militares, que ya le derribaron en dos ocasiones. Pero los optimistas, que son mayoría, aseguran que ésta es otra Turquía, más moderna y europeizada, en desarrollo galopante aunque inarmónico y que llama a las puertas de una Comunidad Europea que sólo admite aspirantes con el carné de demócratas sin tacha. Sólo los islámicos del Partido del Bienestar (RP), aliados con otros dos grupos de ultraderecha, pueden, en sentido estricto, cantar victoria. Su salto, desde menos del 10% imprescindible para entrar en la Asamblea, hasta casi el 17% y 64 de los 450 escaños de la Cámara, es espectacular y les sitúa en situación de esperar ofertas. Su líder, Necmetín Erbakan, advirtió que, en la república islámica con la que sueña, no aceptará injerencias exteriores como las que, según él, marcaron la política turca durante la crisis del Golfo, tras la invasión de Kuwait.

Segunda fuerza

El primer ministro, Mesut Yilmaz, cabeza de la lista del ANAP, que ha monopolizado el poder civil desde 1983, presentó ayer su dimisión, acto obligado tras convertirse, con el 24% de los votos, en la segunda fuerza del país, con sólo 112 diputados.ANAP se fabricó para las elecciones de 1987 un sistema electoral a su medida, que volvió a modificar para estos comicios con la esperanza de hacerse con la mayoría absoluta del Parlamento aunque lograse menos del 30% de los votos. Pero el tiro le ha salido por la culata y ha beneficiado enormemente al DYP.

Yilmaz rechazó anoche en una conferencia de prensa toda posibilidad de integrarse en una eventual coalición y mostró su interés por convertirse en el jefe de la oposición, pese a que todos los analistas estiman que la única razón de ser del ANAP (cuyo fundador y líder real es el presidente de la república, Turgut Ozal) es el poder y que, sin él, lo más probable es que termine desapareciendo.

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Tampoco el DYP de Demirel puede echar las campanas al vuelo. Ha quedado en cabeza, sí, pero tendría que aliarse con el RP y los socialdemócratas de Erdal Inonu (SHP) para lograr su objetivo de formar la mayoría de dos tercios necesaria para reformar la Constitución y conseguir su gran objetivo: expulsar a Ozal del palacio de Cankaya, sede de la presidencia de la República. Demirel se mostró ayer muy prudente y dijo que iniciará contactos para formar una coalición "con una base lo más amplia posible".

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