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Intelectuales españoles en Damasco

Siria quiere convertirse en el interlocutor de la cultura árabe con España

"Escriban todo lo que quieran, todo lo que vean", dijo el primer ministro sirio, doctor Mahmud el Zabi, dirigiéndose a los intelectuales invitados por su Gobierno para participar en las jornadas culturales españolas celebradas recientemente en Damasco bajo el patrocinio de la ministra de Cultura de aquel país, Najá el Atar, y la más alta tutela del presidente Hafed el Assad, el hombre que ha colocado a su país en las filas de los guardianes del nuevo orden internacional gracias a su participación en el bloque aliado durante la guerra del Golfo.

ENVIADA ESPECIAL

Durante más de una hora, el primer ministro" flanqueado por la titular de Cultura, se extendió en explicar los vínculos de ahora y de siempre que unen a España con Siria, así como lo que se espera del futuro, y no escatimó amabilidad al responder a las preguntas que se le plantearon. Las jornadas -que suceden a un encuentro sobre el pasado común hispano-árabe celebrado en el último mes de diciembre- responden al deseo expresado por las autoridades de Damasco de conocer las actuales corrientes culturales de España, y se desarrollaron a lo largo de cuatro días, en cada uno de los cuales se estudiaron temas monográficos: narrativa, crítica y ensayo, poesía y teatro y cine.

Antonio Gala, Raúl Torres, José López Martínez, Juan van Halen, José Manuel Caballero Bonald, Jacinto López Gorge, Joaquín Benito de Lucas, Carmina Casala, Margarita Arroyo, Federico Arbós, Fermín Cabal, Juan Antonio Hormigón, Julia García Verdugo y Antonio Álvarez Solís expusieron sus ponencias ante un público interesado por una cultura que, en general, desconoce, y conmovido por las. muestras de afecto y las profesiones de amistad que abundaban en los discursos.

Gala se llevó la ovación más cerrada al combinar sabiamente en su parlamento el mágico descubrirniento personal de lo árabe a través de su infancia cordobesa deseo de una convivencia con el en paz entre las tres grandes religiones monoteístas, ejemplarizada por el crisol que Al Andalus supuso en su tiempo. La ponencia teatral -presentada por el director Juan Antonio Hormigón, el autor Fermín Cabal y la editora Julia García Verdugo- fue la que más respondió al deseo de información que, inicialmente, presidía el encuentro.

Qué cultura exportar

También, a la hora de las propuestas para futuros acuerdos de índole privada, fue la gente de teatro la que ofreció salidas prácticas viables para una colaboración seria. Básicamente, la iniciativa siria para propagar nuestra cultura -o lo que de ella les llega- es un primer paso que debería ser seguido por un esfuerzo por parte de la Administración española para introducir entre nosotros la literatura, la poesía, el cine y el teatro de aquel país, en el marco de la oportunidad que para ellos supone su participación en la Expo 92. La contradicción surge cuando uno se pregunta qué cultura quiere exportar el Gobierno de Hafed el Assad. En las jornadas, cerradas a los intelectuales sirios de oposición, nuestros representantes sólo pudieron conocer las posturas de los santones oficiales. Fue un poco como si Costa-Gavrás hubiera aceptado asistir a un simposio organizado por Franco, para alternar solamente con José María Pemán.

Ni siquiera faltó la invitación a cenar con el Carrero Blanco de turno, el ministro de Defensa Mustafá Tlass -titular en el 82, cuando el bombardeo de la ciudad, norteña y fundamentalista de Hama, que costó la vida a unos 30.000 habitantes-, propietario de la editora más importante de su país, un hombre que alardea de poeta, posee una cuantiosa biblioteca heredada, una colección de armas propia y un impresionante número de óleos al minuto que retratan a Jacqueline Bisset, Joan Collins, Sofia de Habsburgo y otras reconocídas musas.

Sólo lo oficial

"Nosotros estamos interesados en la cultura española, sobre todo a través de América Latina", declaró a EL PAÍS el poeta Alí Kanaan, que no fue invitado y que sólo pudo asistir a las jornadas en calidad de espectador. "Aparte del Quijote y algo de García Lorca, no conocemos nada. El Gobierno de ustedes es responsable de este desconocimiento". Respecto al momento actual de la cultura siria, afirmó que "es muy bueno, pero no la oficial". Pidió que, la próxima vez que les inviten, los intelectuales españoles soliciten mantener previa.mente un debate con todos sus colegas sirios, sin aceptar únicamente la selección gubernamental. En su piso de Mezze, un barrio de clase media, sonrió al afirmar. que los escritores no oficiales se sienten en Sirla aislados como "miembros de una tribu contemporánea", añadiendo que "hay una gran separación entre los escritores árabes y sus Gobiernos, sean repúblicas, emiratos, sultanatos o reinos. Porque quien escribe está ligado a sus sueños, que son los de su pueblo. Los sueños acabarán imponiéndose a la realidad".

Por el momento, quedan postergados ante una realidad muy concreta: Siria empieza a beneficiarse de los frutos de su participación en la guerra del Golfo. Se acabó el recelo ante el régimen dictatorial del Gobierno hoy aliado y, anteriormente, considerado colaborador del terrorismo, y también se advierte que desaparece la carestía de numerosos productos. Occidente, incluída España, está decidiéndose a invertir. Repsol está trabajando allí, se ha instalado la fábrica de tractores Eufrates-Ebro y hasta llegan empresarios catalanes que intentan vender fieltros para cuellos de camisa. Ésto último sin éxito, porque a los sirlos les sale más barata la camisa entera adquirida en el cercano y controlado Líbano.

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