A ver quién protesta más

La decisión del ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, de paralizar "por el momento" el cierre de la M-40 (véase EL PAÍS del jueves) busca sobre todo crear polémica.Esta costosísima operación (36.000 millones de pesetas para 18,5 kilómetros) ha contado con la oposición de organizaciones vecinales y ecologistas, contrarias a que la carretera de circunvalación pase por un extremo del monte del Pardo.

El ministro ha optado ahora por paralizar el proyecto, para averiguar así qué reacciones se producen entre la parte de la sociedad que era favorable a ese recorrido.

En resumen, Borrell quiere ver cuál de las dos partes protesta más; y también, dejar en evidencia cuáles son los costes reales -en dinero y en problemas para el tráfico que no podrá pasar por esa zona-, de las reivindicaciones ecologistas. La decisión del ministro surgió el miércoles, al final de la jornada, tras una última conversación con el secretario de Medio Ambiente. Una más de las que ambos han mantenido sobre el problema.

Algunos otros altos cargos del departamento, como el secretario de Estado de Infraestructuras, tardaron en enterarse de su contenido, puesto que al día siguiente desmentían esos hechos desde los titulares de algunos periódicos.