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Un astrofísico español lidera el estudio de la tormenta de Saturno

La atmósfera de Saturno, uno de los planetas gigantes, se ve sacudida cada 30 años aproximadamente por una gigantesca tormenta, la mayor observada en el sistema solar, que llega a cubrir toda la zona ecuatorial. La observación y el análisis de las causas de la última tormenta, que empezó en septiembre de 1990, por un equipo dirigido por el astrofísico español Agustín Sánchez Lavega ha merecido la portada de un reciente número de la prestigiosa revista científica Nature.

Saturno es un planeta gigante, con un diámetro 10 veces el de la Tierra y situado mucho más lejos del Sol que nuestro planeta. Un año de Saturno es el equivalente a 30 años terrestres y a mitad de cada uno de sus veranos es cuando se produce la gigantesca perturbación, que había sido analizada insuficientemente hasta ahora por falta de instrumentos adecuados. "Llevo 15 años dedicado al estudio de las atmósferas planetarias y somos muy pocos los especialistas en este campo", señala Sánchez Lavega, a modo de modesta justificación de su liderazgo en el estudio sobre la tormenta de 1990 en Saturno publicado en el numero del 3 de octubre de la revista Nature. Este físico, profesor en la Escuela Superior de Ingenieros de Bilbao y antes astrónomo en el observatorio de Calar Alto (Almería), obtiene los datos para su estudio de las imágenes realizadas por el observatorio francés de Pic-du-Midi, con cuyo equipo colabora, así como con astrónomos de Estados Unidos y Japón.

La tormenta de Saturno fue descubierta en 1876 por un astrónomo norteamericano. Se reprodujo en 1903, 1933 y 1960. El equipo de Sánchez Lavega predijo en 1989 su reaparición en 1990, tras la observación del planeta a corta distancia. por las sondas automáticas Voyager a principios de los años ochenta.

Mayor conjunto de datos

"Hemos conseguido el mejor conjunto de datos obtenido hasta ahora de este raro fenómeno", señala Sánchez desde Bilbao. "Confirmamos su periodicidad, su carácter estacional y la causa que Eduardo Battaner y yo aventuramos en 1987. La tormenta parece deberse a un mecanismo de convección húmeda en las nubes de agua de Saturno, ya que este planeta gigante tiene una fuente interna de calor. También hemos visto que los vientos ecuatoriales son constantes en el tiempo". La tormenta siempre se ha observado coincidiendo con el verano del hemisferio norte del planeta, pero eso no quiere decir, según Sánchez Lavega, que no existan otras tormentas en el hemisferio sur en las épocas en que el planeta no es observable desde la Tierra por la inclinación de sus anillos o su proximidad al Sol.

Estas observaciones planetarias, similares a las que estudian la gran mancha roja (una tormenta permanente) de Júpiter, tienen la utilidad, según este astrónomo, de permitir estudiar la formación y evolución de las perturbaciones atmosféricas en diferentes condiciones, con conclusiones que podrían adaptarse a la predicción atmosférica en la Tierra.

La tormenta ecuatorial de Saturno apareció en septiembre de 1990 y en sólo un mes llegó a cubrir todo el ecuador del planeta (que tiene un diámetro de 120.000 kilómetros), lo que indica su magnitud. Tras la conjunción del planeta con el Sol a finales de año, la tormenta amainó y las observaciones mostraron sólo puntos blancos aislados.

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