Un cineasta superdotado
Europa fue la película que -pese a banales discrepancias y junto a Thelma y Louise- mejor acogida tuvo por la crítica especializada en el último festival de Cannes. Pero es más que probable que el entusiasmo de quienes buscan en un filme las innovaciones que introduce en el lenguaje cinernatográfico y sus audacias para saltarse convenciones establecidas por el consumo adocenado de películas, no sea compartido por todos. Europa movilizará inicialmente a no mucha gente, pero su andadura posterior abre esta interrogante: ¿Se sumirá un una complicidad efímera con unos pocos cinéfilos o iniciará una cuesta arriba con ecos que se oirán mañana? En este último platillo de la balanza están obras como Una mujer de París, de Chaplin; Un perro andaluz y El ángel exterminador, de Buñuel; Ciudadano Kane y Sed de mal, de WeIles; A bout de souffle, de Godard; La regla del juego, de Renoir; La palabra, de Dreyer; Stromboli, Francesco y Alemania, año cero, de Rossellini; Los siete samurais, de Kurosawa; Winchester 73, de Mann; Johnny Guitar, de Ray; La noche del cazador, de Laughton; Rumble Fish y Corazonada, de Coppola; y decenas de títulos que, siendo de alcance limitado en su comienzo, siguen viéndose hoy de forma ilimitada; y llenan buena parte de la letra grande de la historia del cine: entre las 100 mejores películas de esa historia seleccionadas en una consulta internacional realizada en 1990 por el editor británico John Kobal no menos de 50 son de esta especie pionera.
Europa
Dirección: Lars von Trier. Guión: Niels Vorsel y Von Trier. Fotografía: Edward Klosinsky, Henning Bendsten, Jean-Paul Meurisse. Música: Joakim Holbek. Coproducción: Suecia, Dinamarca, Alemania, Francia y el Fondo del Consejo de Europa, 1991. Intérpretes: Jean-Marc Barr, Barbara Sukowa, Eddie Constantine, Udo Kier, E. H.Jaregard, Frik Mork, J. Reenberg, Henning Jerinsen y la voz de Max von Sydow. Cine Alexandra.
Territorio inexplorado
Se trata de películas que crecen en audiencia o al menos en influencia a medida que les cubre el paso del tiempo, un paso del tiempo que en ellas se mueve en dirección contraria a la del envejecimiento: son la frescura, vigencia y juventud de algunas aportaciones imperecederas del cine a la cúpula del arte de este siglo. Pues bien, a juicio de este comentarista, esta aparatosa, sorprendente, desequilibrada, altisonante, retórica y compleja Europa dirigida por el joven danés Lars von Trier, tiene pinta -quizás no tanto ella misma en cuanto película, pero sí en cuanto preludio de obras futuras- de obra pionera, de comienzo, todavía inmpreciso pero que se intuye de largo alcance, de un cineasta destinado a dejar huellas en las pantallas. Trier es todavía un director inmaduro, pues carece de sentido de la medida y no domina sus límites, pero es un hombre de cine superdotado.Quien encuentre gratificante ver cómo surgen los movimientos sumergidos de la evolución del cine y descubrir cómo se tejen las entretelas de una nueva mirada; quien busque en la pantalla algo distinto a una buena e incluso genial -ahí está El silencio de los corderos- diversión, no debería dejar de ver este, lúgubre y desmesurado poema visual de Trier sobre los orígenes trágicos -que siguen vivos bajo la piel del continente- de la Europa actual. Pues Europa -que es puro cine europeo- sabe a comienzo, a algo que, con otras resonancias, seguirá viéndose en el cine de este lado del mundo en los años que se avecinan: el indicío de que hay un nuevo camino en un territorio que ya se creía explorado, pero que, a la vista de Europa, resulta que no, que sigue, abierto a nuevas rutas. Hay en la mirada de Trier -que es una rata de cinemateca y hoy por hoy hace cine de cinéfilo- imágenes desveladas por Lang, Hitchcock, Dreyer... Lo que inquieta es que estas imágenes fundadoras del cine europeo moderno, reelaboradas por Trier, parecen inéditas, no suenan a plagio.
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