La disidencia de Miami califica de "mascarada" el congreso
La disidencia cubana en Miami calificó de "mascarada" el IV Congreso del Partido Comunista de Cuba y advirtió que la negativa de Fidel Castro a reformar el rígido esquema socialista en la isla puede conducir a la violencia como único medio para salir de la crisis.
"Castro no ha dejado ya espacio de ninguna clase ni a los soñadores dentro de Cuba, a pesar de que él realmente pueda propiciar una apertura", explica el presidente de la influyente Fundación Nacional Cubano-Americana, Francisco Hernández, al ofrecer su evaluación del congreso que concluyó en la madrugada de ayer en Santiago de Cuba.
El y otros destacados opositores al régimen de Castro coinciden en que el congreso no produjo ninguna reforma, ni siquiera "cosmética", que pudiera abrir campo al pluripartidismo o a una liberalización económica.
"Es como la mujer que entra en la sala de operaciones para una cirugía plástica y sale con los pellejos colgando", comenta el presidente de la Coordinadora de Organizaciones de los Derechos Humanos en Cuba, Ramón Cernuda, representante del activista de los derechos humanos Elisardo Sánchez, respetado crítico del castrismo.
Continuismo estalinista
Huber Matus, presidente de Cuba Independiente y Democrática, una de las organizaciones más radicales del exilio, resume la opinión de muchos al afirmar que el congreso "no hizo otra cosa que ratificar el continuismo estalinista de Fidel Castro". "Todo ha sido una mascarada con la finalidad de legitimar un sistema y una ideología en descrédito, fracasada, que está llamada a su total liquidación", expresa.
Castro negó toda apertura política al reafirmar que no permitirá cambios en el sistema unipartidista cubano: "Yo parto de la convicción de que nuestro sistema es el más democrático del mundo... La llamada democracia burguesa occidental no tiene nada de democracia, es una basura completa", dijo. Para Matus, estas "absurdas" palabras de Castro muestran "qué mal anda el porvenir de Cuba" mientras el actual gobernante continúe en el poder.
Énrique Baloyra, presidente del Centro de la Democracia Cubana, de corriente socialdemócrata, estima que el congreso fue en realidad "un mecanismo de intimidación" en que la cúpula dirigente dijo a los cubanos: "No vamos a cambiar, tenemos la fuerza y el poder, y vengan y quítennoslo si son capaces".
Según Baloyra, los elementos críticos dentro de las filas comunistas tienen en este momento la responsabilidad de "decir basta" y de "salir a defender sus tesis en público".
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