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EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Shamir puede verse obligado a ceder a las presiones de EE UU

El nerviosismo aumenta por momentos en Jerusalén conforme se acerca el miércoles, día de la llegada de James Baker a Israel. No es por casualidad que el secretario de Estado norteamericano decidiera hacer de este país su última etapa. Y no es tampoco por casualidad que el ministro soviético de Exteriores, Borís Pankin, mantenga una minicumbre con Baker el viernes en Jerusalén.No hay duda que todo ha sido planeado por el propio Baker. Estados Unidos tiene previstas dos alternativas. La primera contempla la hipótesis de que Israel, después de las discusiones finales entre Baker y Shamir, anuncie su participación en la conferencia de paz. Borís Pankin hará entonces pública la fecha -que será anterior a la conferencia- de la reanudación de las relaciones diplomáticas entre la URSS y el Estado hebreo. Después, Baker y Pankin entregarían de manera solemne a Shamir la invitación, firmada por Bush y Gorbachov, para asistir a la conferencia.

La segunda alternativa contempla otra hipótesis: Shamir no esta satisfecho con las garantías de Baker o no aprueba la composición de la delegación palestina. Es decir, que rechaza participar en la conferencia de paz. Baker y Pankin anunciarán entonces, siempre de manera conjunta, su decisión de trasladar la solución del conflicto de Oriente Próximo al Consejo de Seguridad de la ONU. Esta alternativa es la más temida en Jerusalén, pues en lugar de una negociación de paz, bilateral y multilateral, entre israelíes y árabes, Shamir se encontraría sentado en el banquillo de los acusados en la ONU. Y el precedente iraquí demostró que el Consejo de Seguridad es hoy capaz de votar resoluciones operativas.

El fin del duelo

Por lo tanto, a pesar de las declaraciones grandilocuentes de Shamir sobre la capacidad de resistencia de Jerusalén, el primer ministro israelí sabe que el duelo con George Bush toca a su fin. Sabe que el presidente norteamericano está plenamente decidido a que la conferencia se inaugure antes de que concluya octubre. Por razones de prestigio y por que en noviembre de 1991 empieza la campaña electoral en EE UU.

Pero Bush está hasta tal punto exasperado con Shamir y su ministro Aríel Sharon -a quienes acusa de haber intentado engañarle- que no vacilará en seguir presionando a Israel, incluso en plena campaña electoral, si el Estado judío, en vez de negociar seriamente con árabes y palestinos, intenta simplemente encontrar una coartada para abandonar la conferencia de paz.

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