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Aldo Rico aspirará a la presidencia argentina en las elecciones de 1995

El ex teniente coronel Aldo Rico, de 48 años, que protagonizó dos rebeliones militares contra el Gobierno del presidente radical Raúl Alfonsín, ha iniciado una carrera política con más de medio millón de votos y tres diputados nacionales en las recientes elecciones para gobernador de la provincia de Buenos Aires. En un desayuno con corresponsales extranjeros, en los salones del Club Español de Buenos Aires, Rico declaró que se considera presidenciable para las elecciones de 1995.

Aldo Rico apoyó su aspiración con el ejemplo del general Juan Domingo Perón: "Les recuerdo que Perón estuvo 16 años de baja en el Ejército, pero después le devolvieron el grado, lo cual indica la falta de dignidad. Le devolvieron el grado cuando ganó el poder".La ropa de civil le sienta peor a Rico que su uniforme de comando, pero ya ha adquirido ciertos hábitos de político profesional. Al llegar al desayuno estrechó la mano de los periodistas y besó una por una a las mujeres.

En ocasiones, a Rico se le encabrita el temperamento y polemiza con los que le hacen preguntas incómodas. A un corresponsal británico le replicó si preguntaba como periodista o corno operador político. A una periodista que le dijo que había sido torturada durante la reciente dictadura militar argentina, Rico le replicó que también resulta duro para él contemplar a la hija del capitán Humberto Viola, que en 1974 quedó malherida para siempre como consecuencia de un atentado terrorista en el que murieron su padre y una hermana. De forma categórica, Rico asegura que, en lo que él llama guerra contra la subversión, "Ios primeros blancos fuimos nosotros. Primero murieron civiles inocentes, luego gendarmes y soldados, y después vino la guerra, que se hizo por orden de un Gobierno constitucional".

En una reciente entrevista con la revista Somos, Rico había justificado el empleo de la tortura cuando dijo: "Yo capturo a un guerrillero, sé que pertenece a una organización que está operando y ha preparado un atentado terrorista en, por ejemplo, un colegio. Mi obligación es obtener rápidamente la información para impedirlo. ¿Cuál es la alternativa que me queda? ¿Hacerle hablar o permitir que se ampare en la Constitución?". Ante los periodistas extranjeros, Rico declaró que no justifica la tortura, pero puede llegar a comprenderla: "No digo ni que está bien ni que está mal". Casi inmediatamente añade: "Por supuesto que está mal, pero eso no quiere decir que no se dé en la realidad. Acá hubo una guerra civil, subversiva o contrasubversiva. El hombre no siempre hace lo que debe, sino lo que necesita. En la guerra, como en el amor, todo vale".

Rico se define Políticamente ante todo como nacional y, en política exterior, atlantista. Considera el ex teniente coronel que en el siglo actual ha habido en Argentina dos estadistas, Perón y Arturo Frondizi, "que realizaron una política nacional y por es o los echaron". Frondizi fue derrocado por un golpe militar en 1962. Se reafirma Rico como "cada vez más católico, pero no hago política católica. Vivo católicamente la política. No soy un profeta, soy un político".

No oculta Rico su desprecio por la actual dirección política argentina, y, sin nombrar al presídente de origen árabe Carlos Menem, hace referencias irónicas al "concepto islámico" que "confunde el derecho positivo con el divino" en el intento de establecer en Argentina la pena de muerte. A los mandos militares no les augura nada bueno su antiguo camarada si llega al poder: "Tengo derecho a sacar a todos los uniformados que no cumplan. Ni el retiro van a cobrar. Un soldado puede cometer muchos errores, pero no se le puede consentir su falta de... iba a decir una grosería... coraje".

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El momento más resbaloso del desayuno con Rico surgió al tocar el tema de su respeto por las instituciones democráticas. Sostiene Rico que "ni me levanté contra un Gobierno constitucional ni hice un golpe de Estado", en las rebeliones de Semana Santa de 1987 y de Monte Caseros, en enero de 1988. Según Rico, "reclamé una solución política definitiva para las secuelas de la guerra contra la subversión", y asegura que "Alfonsín estaba esperando un Tejero, y nosotros bajo ningún punto de vista queríamos eso".

El mando de los peores

Para Rico, hoy día en Argentina no hay una democracia, sino una caquistocracia, el mando de los peores. Piensa que "no funcionan las instituciones de la república", y los senadores y diputados no responden a los intereses de los electores. Al insistir los periodistas en preguntas sobre su lealtad a la democracia y su renuncia a las armas para llegar al poder, Rico se irrita y dice : "Ya lo estoy haciendo en la práctica, y no voy a contestar a su pregunta". A una pregunta de este periódico sobre el mismo asunto, Rico replicó: "No soy un incoherente, ni soy un farsante. No soy un cretino, ni soy un hipócrita. Lo he demostrado en 30 años de actuación".

No le gusta a Rico hablar de sus diferencias con el coronel Mohamed Alí Seineldín, recientemente condenado a cadena perpetua. Rico dice de Seineldín que "era un camarada", pero "yo creo que va a estar preso toda su vida, y no sé cuáles fueron sus objetivos políticos. No conozco ninguna exposición política de Seineldín". A la pregunta sobre si le indultaría, Rico responde: "No sé. El indulto es un instrumento jurídico, y habría que ver su utilidad política. En principio, le diría que no lo indultaría".

El ex teniente coronel se siente a gusto en su nuevo papel de político a la caza de votos, empeñado en extender por todo el ámbito nacional su partido, Movimiento por la Dignidad y la Independencia (Modin), y asegura que no añora su vida militar.

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