EE UU quiere convencer a Siria de que no se desligue de la conferencia de paz

Los arduos esfuerzos norteamericanos por llevar a árabes e israelíes a la mesa de negociaciones parecen haber tropezado con nuevos obstáculos que podrían convertirse en insalvables en los próximos días. El secretario de Estado norteamericano, James Baker, volvió ayer a Damasco para intentar convencer al presidente Hafez el Asad de que el proyecto de paz copatrocinado por Washington y Moscú no defraudará las aspiraciones sirias.

Asad solicitó su segundo encuentro con Baker esta semana, para discutir detalles de la carta de garantías que fue entregada a los sirios poco después de que Damasco aceptara asistir a la conferencia de paz del próximo mes. La petición siria ha sido percibida como un inquietante síntoma de que Damasco no está del todo convencido de la capacidad norteamericana para poner en marcha la conferencia, especialmente cuando sus principales protagonistas, los palestinos y los israelíes, parecen cada vez más reacios a negociar dentro del marco diseñado por Washington.Baker, en su séptima gira por la región, recibió inequívocas señales de que, a pesar de la tenacidad de Washington, poco ha cambiado en el área y que va a ser difícil cambiar las posturas de israelíes y palestinos. Los israelíes han hecho oídos sordos a las peticiones americanas de frenar la creación de asentamientos judíos en los territorios árabes ocupados, aun a riesgo de quedarse sin los 10.000 millones de dólares en créditos que Washington les asignó hace meses. Además, la presión norteamericana para tratar de inspirar algo de flexibilidad a los israelíes a la hora de aceptar dialogar con una delegación palestina sigue sin dar fruto.

La representación palestina

Y las ilusiones que pudieran existir de que los palestinos pudieran dar a última hora alguna señal alentadora, se desvanecieron el jueves tras un inesperado encuentro entre Baker y, Hanan Ashraui, la respetada intelectual palestina con quien Washington ha estado tratando de hallar una fórmula sobre la representación palestina para superar el complicado problema de quién representaría a los palestinos en un eventual diálogo de paz. Baker, que pasó la noche del jueves en Ammán, fue despertado a las cuatro de la mañana para verse con Ashraui, que viajó de Jerusalén a la capital jordana aparentemente como emisaria extraoficial de Yasir Arafat. Tras la entrevista, fuentes norteamericanas y la propia Ashraui indicaron que algo se ha avanzado, pero queda camino por recorrer.

Con el trasfondo de una crisis sin precedentes en las relaciones norteamericano-israelíes a causa de los asentamientos judíos, con dudas del lado de los sirios, y sin el menor gesto alentador de parte de los palestinos los únicos que aún no han aceptado la idea de la conferencia el plan de convocar la reunión el próximo mes parecía ayer a merced de un milagro diplomático, algo que se tornó aun más improbable con la noticia de que Israel proyecta crear asentamientos para los falashas (judíos de Etiopía) en el sector árabe de Jerusalén.

El ministro de Exteriores israelí, David Levy, ha reiterado que los planes de crear asentamientos van a continuar adelante, con o sin ayuda de EE UU.